¡BIENVENIDO!

Bienvenido a mi árbol. Deseo que te sientas a gusto en cada una de estas ramas y disfrutes leyendo como yo al escribir. Aquí encontrarás relatos, poemas, experiencias diversas y frases favoritas de Catalina Buher, mi "alter ego" humano. Eres libre de opinar, comentar, sugerir o criticar, siempre que lo hagas con respeto.


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martes, 11 de diciembre de 2012

Mi experiencia con el Camino



Haciéndome eco de los consejos del ACIR Compostelle, la Asociación de Cooperación Interregional de los Caminos de Santiago, quise llevar como compañero de viaje su cuaderno descriptivo de la vía de Arlés, una versión reducida de otras guías que siempre son voluminosas y pesadas. El gramaje es importante cuando se trata de llevar el peso cargado a la espalda.

El día de la primera etapa Toulouse - Léguevin se levantó gris y amenazante de lluvia, lo que no impidió que iniciara el Camino con ilusión y muchas ganas. La salida de Toulouse fue sencilla, se trataba de ir siempre en linea recta, los problemas comenzaron para cruzar Colomiers, población adyacente a la gran urbe.
Me equivoqué varias veces; aunque no me hizo falta abordar a nadie, mi aspecto debía inspirar la compasión suficiente para que la gente se acercara a ofrecerme su ayuda. Dos horas mas tarde, con las indicaciones de un señor muy amable conseguí orientarme y tomar el camino correcto. De vez en cuando salia a mi encuentro el emblema europeo que imita la vieira del peregrino y todo fue rodado, curiosa expresión cuando el recorrido se hace andando.

Léguivin me recibió en plena siesta, con los comercios cerrados y nadie por las calles. El hospitalero con el que hablé antes de salir de casa me dijo que el albergue de Saint Jaques permanece abierto las 24 horas y que si no encontraba a nadie, me instalara con total libertad, que él vendría sobre las seis y media de la tarde. Eso hice, dejé mis botas en el mueble preparado para tal menester y elegí una de las ocho camas. Tomé una ducha, me preparé unos espaguetis que encontré en la cocina y me disponía a estudiar el recorrido de la segunda etapa cuando llegaron los siguientes peregrinos, Charlotte y Pierre, una pareja muy joven que venía desde París.

El hospitalero entró como una aparición en plenas presentaciones, elevando su voz sobre las nuestras cabezas —Bien, pues ya estamos todos, vamos a sentarnos y hablemos de la etapa de mañana— Tomamos asiento y lo primero que nos dijo fue que no aconsejaba seguir la ruta marcada en mi cuaderno porque mucha gente se había perdido. Ese era mi único manual de orientación , así que el comentario me cayó como una jarra de agua helada. Pierre me miró con gesto de no cunda el pánico y sacó de su mochila una de sus guías. Era un modelo grande en la que venían mapas de la zona muy detallados y fotografías del recorrido. El hospitalero marcó unas lineas en los puntos conflictivos y antes de marcharse nos recordó la regla básica que todo peregrino debe respetar: dejar el lugar en las mismas condiciones que lo encuentra.

El sol descendía al mismo tiempo que el cansancio se instalaba en nuestros huesos y tras compartir una ensalada de patatas con atún y unas manzanas, a las ocho estábamos los tres en la cama. Antes de apagar las luces y puesto que íbamos al mismo sitio, quedamos en recorrer la etapa juntos. Esa noche dormí bien, confiada y con la tranquilidad que dan unos pies sin ampollas. A las seis de la mañana estábamos hartos de estar en la cama, recogimos nuestras cosas, degustamos con placer unas tostadas con mantequilla y miel que Charlotte preparó con esmero y emprendimos la marcha. A pesar de mi buena forma física, era evidente que su ritmo era mas rápido y y enseguida los perdí de vista; aunque pronto los alcancé, me esperaban bajo la sombra de un árbol en el primer cruce de caminos. Así continuamos hasta que en uno cruces sólo encontré un enorme vacío. El pánico me invadió y el dolor sordo en uno de mis tobillos consiguió sin esfuerzo mi rendición, ni siquiera pregunté la dirección correcta a la gente del lugar, una hora más tarde, sola y desmoralizada, subía a un autobús que me llevaba de regreso a casa.

Los primeros días lo tomé como un fracaso, pero ahora lo veo como un aplazamiento. La credencial dura toda la vida y Santiago no se marchará, el verano próximo lo conseguiré.
 

 

jueves, 26 de julio de 2012

Vacaciones!!




Queridos amigos, conocidos, lectores y también por qué no, los que llegáis sin pretenderlo:  Hoy es mi último día de trabajo, por fin han llegado las tan ansiadas vacaciones, este año asimismo,  más esperadas que nunca.  

El sábado próximo emprendo mi mayor empresa a parte de traer al mundo a mis dos hijos, saldré a pie del Hôtel Dieux-Saint-Jaques en Toulouse hasta Oloron-Sainte-Marie por la Via de Arlés y desde allí hasta Saint-Jean-pied-de-Port por la ruta del Piamonte.  

Para algunos es habitual recorrer grandes distancias a pie y no ven en esto algo fuera de lo común; sin embargo para mi si lo es. Siempre he viajado con alguien, de niña con mis padres, de mayor con mis hijos, muchas veces casi por inercia, dejándome llevar y este proyecto es algo ideado, gestado, y ejecutado por y para mi. 

Va a ser un viaje dilatado en el tiempo, mis vacaciones son cortas y el trayecto es muy largo; sin embargo espero que la salud me permita llegar a Santiago de Compostela, cuando quiera que sea posible.  Parte del encanto de este viaje es que la Credencial, el billete que permite el acceso a los albergues, no tiene fecha de caducidad.  

Si mi torpeza no lo impide y la tecnología no falla os iré contando.

Hasta pronto, feliz verano :)

sábado, 30 de junio de 2012

En los zapatos de otro


Yo era un mengajo de niña cuando empecé a usar zapatos de tacón. Me gustaba el claqueteo del roce del alza contra el ladrillo rojo brillante del suelo de la casa. Mi madre decía que eran zapatos de pico de golondrina; a mi me parecían de piel normal como todos los zapatos, con el talón más alto y la cara puntiaguda igual que la de un boquerón; pero normales. Más tarde comprendí que no se refería al material, si no a la forma aguda de su punta. Por qué no se llamaban de “cara de boquerón” en lugar de “pico de golondrina” es algo que nunca supe. Me encantaba meter mis pies menudos, en aquellos enormes zapatos que brillaban como espejos. Para mi eran zapatos mágicos, como las botas de siete leguas del gigante de pulgarcito; pero en lugar de llevarte lejos, te hacían crecer. Al llevarlos cambiaba mi perspectiva del entorno. No era igual ver el borde de la mesa, que la superficie y lo que en ella hubiese; el tapete, las gafas de la abuela, el platito de porcelana china al que siempre iban a parar los botones que se caian de las camisas... 


Cuando dí el estirón perdí el apego por ese tipo de calzado. Ahora nunca los uso; sin embargo, pienso que la costumbre de subirme en aquellos tacones ha echo de mi una persona más empática con quienes me rodean. Intento ponerme en su lugar, calzarme sus zapatos y como entonces, ver qué hay por encima del borde. 
                                  
                             * * * * * * * * * *


En la zapateria de Gastón teneis muchos modelos a elegir.  http://www.gastondavale.com/2012/06/este-jueves-un-relato-en-los-zapatos.html

Se me murió el ordenador el martes pasado y hasta hoy no he estado operativa. (Parece que el diablo se aburre, no sé)
 

viernes, 22 de junio de 2012

Casi seis meses.

Es mucho tiempo para tener cerrada una casa.  Siento haber estado tanto tiempo alejada de mi árbol,  mi refugio en muchas ocasiones; pero a veces es necesario bajar de las ramas y pisar suelo firme.

Os dejo un poco de humor que siempre es necesario. 


sábado, 24 de diciembre de 2011

A pesar de los pesares... Felices Fiestas!


El 2011 empezó de mala manera para mi familia. La marcha repentina de mi padre fue un duro golpe para todos nosotros. Esta va a ser la primera Navidad sin él; aunque será dificil no escucharlo rezongar en su silla vacía, cuando el jaleo formado alrededor de la mesa le impida oir el mensaje de su Majestad el Rey.   Intuyo que estará más presente que nunca.

También ha sido complicado desde el punto de vista económico. Cuando la falta de trabajo ensombrece el futuro, cuesta ponerle buena cara al mal tiempo; pero este año tan nefasto se acaba por fin. La vida sigue, ahora borrón y cuenta nueva. 

En mi nueva lista de haberes apunto a Rubén, un hermoso bebé de cuatro meses. No sé si traerá un pan debajo del brazo, de momento ilusión y ganas de empezar el 2012.  Espero que nos sea propicio a todos.

Son las 02:08 de la noche y  en unas horas salgo de viaje. Os dejo un abrazo muy fuerte y el deseo de que paséis una Feliz Navidad. 



martes, 11 de octubre de 2011

Destellos verdes

Lo reconozco, me cuesta salir de la cama cuando suena el despertador. La galbana me invade, el cuerpo me pesa, diría que en lugar de huesos mi esqueleto lo forman piezas de acero oxidado; sin embargo, una vez logro ponerme de pie me sacudo la pereza y salgo a caminar.  Y os lo aseguro, no hay central de energía más potente que el verdor de los árboles, caminar entre ellos recarga mi dinamo interno, me ayuda a enfrentar el día.


Quiero compartir con vosotros unos chispazos del poder verde que me rodea en mis paseos matutinos.


Chopos de la orilla del lago con el terreno de acampada libre al fondo.

 













Imagen tomada desde el mismo lugar; pero a mi espalda.










                             La orilla opuesta del lago.







Puentecito que atravieso tanto a la ida, como de regreso a casa. No es el único paso; pero me gusta el sonido de la madera.


viernes, 7 de octubre de 2011

"Un millón de pasos".

Dicen que hay dos cosas prohibidas cuando se hace el Camino de Santiago, enamorarse y volver atrás. Marina, la protagonista del libro "Un millón de pasos" nos relata la experiencia de recorrer ese camino. Observa que por mucho que se conozca alguien  a si mismo, es incapaz de conocer sus límites. "Un millón de pasos" describe un camino doble, el físico y el interior, hacia delante y hacia dentro.  



Os presento esta obra por dos motivos. La primera es que me parece una historia interesante y la segunda es que la autora comparte conmigo apellidos y sangre. Es mi hermana.  

Esta publicación no ha sido una sorpresa para mi, conocía su afición por la escritura, ha publicado artículos y relatos en prensa de Murcia, fue  finalista en el Primer premio de Relato Corto sobre Texto Científico y es coautora del libro de relatos "Veintiseis historias que no vienen a cuento". 

A los que vivís en España, os invito a haceros con el libro en Tres Fronteras Ediciones.  No lo envían fuera del territorio nacional.  Yo a penas he leído unas líneas del primer capítulo; pero me atrevo a recomendar esta obra porque conozco a mi hermana. Todo lo que hace, lo hace bien.

Los valientes que acompañen los pasos de Marina, que compartan sus impresiones al terminar el camino. 

Gracias a todos/as.  Un abrazo

sábado, 24 de septiembre de 2011

Este jueves (en sábado), un relato - "Tu calle"

Atendiendo a la convocatoria del amigo Gus, esta es mi aportación para el jueves de esta semana, que en esta ocasión es un sábado. 


Mi calle

Mi calle duerme en uno de los márgenes del río apartada del bullicio del centro del pueblo. Sinuosa, tranquila, llena de colores y vida pequeña que sólo es notoria si se recorre a pie. Yo lo hago a diario, observo el crecimiento de los avellanos que para regocijo de las ardillas ordenó plantar el Ayuntamiento, disfruto del aroma de las lilas, el aligustre, las acacias... Con estas conviven otras maravillas silvestres que llegado el momento ofrecen exquisitos frutos, como las moras, las bayas de sauco, el escaramujo, el agracejo... Elegí Ardilla Roja como nombre en Internet porque comparto mi calle con las aludidas y como la suya, mi vida también es sencilla. No aburrida, siempre sucede algo imprevisto y sorprendente.

El viernes pasado salí a caminar como todas las mañanas, y al llegar al bosque de álamos donde converge el primer tramo de la calle me encontré con un destacamento del Cuerpo de bomberos. (Este pueblo es pequeño; pero no le falta nada). Escogieron ese lugar para unas prácticas de salvamento. Las víctimas, unos muñecos atrapados en un descalabrado automóvil.  Pensé que el camino hasta el lago estaría cortado e hice el amago de dar media vuelta; pero al instante me indicaron que no había problema. 

Oculta por los cristales oscuros de mis gafas de sol, observé esos torsos macizos y corpulentos que operaban entre sierras circulares, hachas, y mangueras tan gruesas como sus propios brazos. La idea de torcerme un tobillo en ese escenario me hizo reír, me imaginé portada en volandas por uno de esos hombretones musculosos y fuertes.  Solazada por el espejismo continué mi recorrido.  

Una amiga mía de Barcelona se agobia cuando viene a casa, dice que tanto sosiego la oprime.  Yo, en cambio, no me acostumbraría jamás al ruido y el estrés de su ciudad. Me complace mi calle tal cual es; reposada, discreta, imperfecta... No la cambio por ninguna. 

* * * * 

Puedes visitar otras calles en Gustavo en micro 

lunes, 12 de septiembre de 2011

Encuentros y desencuentros - Por casualidad



Abril del 2011 - Tras las vacaciones de primavera.

Mae, la mayor de las niñas que están a mi cargo iniciaba sus clases de tenis. Todos los lunes la acompaño a las cinco y cuarto de la tarde. Un pequeño giro que en poco cambiaría mi rutina, vivo a escasos metros de las pistas y coincide con la hora del paseo con los peques. Lucas, que acaba de cumplir un año, es un bebé grande, tranquilo, regordete, rubio y sonrosado.  Le encanta ir recostado en su sillita mientras caminamos bajo los sauces del lago, sus ojos azules brillan de excitación al ver bailar sus hojas.  Maureen es la mediana, cumplió los cuatro en febrero; es menuda, vivaracha, inquieta... de cabello castaño, mirada oscura, penetrante y seductora; una pequeña bruja sin escoba, cuya sonrisa es capaz de quebrar cualquier voluntad. 

— Carolina me ha dicho que va a ir a los columpios mientras su hermana aprende tenis—  Su perfecta hilera de dientes de ratita y los hoyuelos de su cara no esperaban un no por respuesta, así que una vez estuvo Mae bajo la responsabilidad de la monitora iniciamos el trayecto hasta el parque. La fresca brisa rompía el espejo del lago formando reflejos discontinuos, los sauces parecían inclinarse a nuestro paso y el sol, por fin desperezado de su letargo invernal acariciaba con amabilidad nuestros rostros.  Era uno de esos instantes mágicos en los que no se piensa en nada, sólo respiras en armonía con el entorno y das gracias a la vida. 

— ¡Mira, allí está Carolina! — gritó Maureen señalando a una niña rubia que se balanceaba suspendida de una cuerda.  Al llegar junto a ella regresó a mi memoria el angustioso momento vivido en la consulta del médico cuatro años antes, cuando la doctora solicitó mi ayuda para sujetar a una bebita accidentada en la camilla.  Los ojos azules de Carolina y la cicatriz de su frente no dejaban lugar a dudas. Por suerte, a tan tierna edad no se conservan recuerdos y la niña me saludó con agrado.

— Hola, Carolina ¿has venido con tu mamá? — le pregunté mirando hacia los bancos de alrededor. La pequeña negó con la cabeza y sin esperar más cuestiones, bajó de un salto de la soga, cuchicheó algo al oído de Maureen y corrieron juntas hacia el tobogán. Busqué una sombra donde colocar a Lucas que mordisqueaba concentrado su jirafa de goma y me dispuse a trabajar en los apuntes de un nuevo relato.  

De pronto una varonil y agradable voz latina me sobresaltó:

— ¿La mamá de Maureen?, soy el papá de Carolina. 
No le vi llegar; pero estaba frente a mi. Con su porte elegante, su cabello gris y sus ojos de mirada abisal y punzante. Mi Richard Gere de broma, mi dios secreto del sexo, mi casual desorden afectivo. Aquel que espié durante un curso escolar entero, me recogió del asfalto cuando resbalé en el hielo, y al que por culpa del inestable  azar no había vuelto a ver. Y...  tal vez por la paz respirada en el trayecto hacia el parque, por su delicioso acento plantense, o por la jugada matemática del destino, me vi a mi misma como una bola de billar, rodando sobre el paño verde a punto de hacer carambola. Le contesté como lo que él era para mi en realidad, un viejo conocido al que me gustó reencontrar. 

Hechas las presentaciones hablamos de la caída de la pequeña Carolina y los puntos de su frente, de la mía en el hielo de la carretera y cómo, sin saber entonces quienes éramos, la casualidad nos llevó a compartir esos momentos. Nos contamos nuestros gustos musicales, nuestras aficiones, departimos sobre las últimas películas que vimos en un cine...  Por cierto, “Richard Gere” se llama Alonso y es uruguayo. Le expliqué los lugares donde he vivido y por qué yo también cambié de país. Reservé para mi ¿cómo no? la locura, la turbación íntima que me producía su presencia, la desazón que afloró de nuevo en mi. Esa tarde el tiempo batió su propio registro, los sesenta minutos de la clase de Mae corrieron en segundos. Nos despedimos con un vago “hasta pronto”; aunque los dos sabíamos que “por casualidad” volveríamos a coincidir los lunes siguientes. 



viernes, 15 de julio de 2011

Propuesta del jueves - "Un lugar en el mundo"

Ni hoy es jueves ni esto es un relato; pero viendo la propuesta "juevera" para esta semana  me apetece compartir con vosotros el que sin duda es para mí el mejor lugar del mundo. 




La vida me ha llevado de un lugar a otro, unas veces donde yo he querido y otras sin rumbo, rebotada como una pelota de goma chocando contra una pared. Y en este ir y venir conocí el lugar perfecto para perderse. Cercano, abierto, sin barrancos ni crestas escarpadas, templado, de temperaturas suaves... A él acudo en busca de diversión y en él me refugio cuando la tristeza sacude mis entrañas. Lo hago cómplice de mis secretos, mis dudas, mis intenciones... Tanta es su grandeza, que desde allí el universo entero empequeñece, se repliega sobre si mismo como el tallo de la mimosa, abrumado.

Si, el mejor lugar del mundo es el espacio que hay entre los brazos del hombre que amo.

* * *

Deseo que la vida os trate bien y disfrutéis mucho del verano :)
Un abrazo. 

jueves, 9 de junio de 2011

Más despropósitos humanos

Si el caso de Cristian Fernández me causó estupor, lo que he leído hace minutos no sé de qué manera calificarlo. Esta vez no viene de norteamérica, si no del Reino Unido.

Según ha publicado el Daily Mail, Sarah Burge, adicta confesa de la cirugía estética y conocida como "Barbie Humana", ha entregado a su hija Poppy como regalo de cumpleaños, un cheque de 6.000 libras para aumentarse el pecho.

Sarah ya fue noticia por inyectar botox en su propia casa, a Hannah, su otra hija. así que no me extraña, lo que me alucina es que Poppy acaba de cumplir siete años.


La ley británica prohibe este tipo de intervenciones antes de los 16 años con lo que la niña debe esperar.  -Si cuando se desarrolle tiene las tetas grandes, que lo use en otra cosa- ha dicho Sarah. 

Si, hija, lo más importante en esta vida es tener un buen par de tetas. Prepararse y estudiar es secundario.  ¿¿¿Qué le pasa a la gente???

Telecinco.es/informativos

martes, 7 de junio de 2011

Si, debemos de estar locos.


Este es Cristian Fernández, tiene doce años y puede convertirse en la persona más joven que ingrese en prisión para cumplir una condena de cadena perpétua.

Cristian está acusado de matar a su hermano de dos años a golpes.

Según el informe de la policía, el pequeño estaba a su cuidado mientras la madre, Biannela Susana estaba fuera. A mi esto ya me produce escalofríos; pero cuando he leído que no es la primera vez que este chico agrede al hermano ( le rompió una pierna con anterioridad), he recordado la entrada de Mercedes ¿Estamos locos? a propósito de qué estamos haciendo con nuestros niños.

Al tener un historial agresivo, Cristian va a ser considerado como un adulto, si no, le aplicarían una condena juvenil y saldría de la cárcel con veintiún años. Yo me pregunto y casi me escandalizo al contestarme. ¡¿Qué vida ha llevado este chico para que a los doce años pegue a su hermano pequeño hasta matarlo?!

Lo más espeluznante, es que al regresar la madre y encontrar al pequeño inconsciente, en vez de llamar a una ambulancia le limpió la sangre de la cara, lo cambió de ropa y le puso hielo en la cabeza. Esperó casi dos horas antes de acudir a un hospital. Demasiado tarde, claro. Dicen los médicos que de haber recibido tratamiento enseguida el niño sobrevive.

Yo no sé si está en el agua, en el aire, o en lo que comemos; pero algo pasa y nos vuelve locos.

Este es el enlace por si queréis leer la noticia :
http://www.telecinco.es/informativos/sociedad/noticia/100038721/nino+12




sábado, 4 de junio de 2011

Encuentros y desencuentros - Cuando me crucé con Richard Gere

Septiembre del 2009. Recién estrenado el otoño y el curso escolar.

Acompañar a los críos al colegio se convierte en un hábito, cualquier día es igual a otro; no obstante alguna vez acontecen pequeñas convulsiones en su ritmo que cambian por completo su apariencia.

Me despedí de las niñas y regresaba a casa enfrascada en las siguientes citas que reservaba mi agenda: el fregador lleno de platos, la comida, varias camas por hacer, una montaña de ropa que esperaba ser planchada... Y algo extraño sucedió. Padres, madres, maestras y niños que circulaban por el corredor desaparecieron. Mi vista sólo captaba al tipo atractivo, maduro y exquisito que caminaba despacio hacia mi. Un hombre de cabello gris, rasgos amables, mirada oscura y algo traviesa, porte elegante, alto... tan parecido a Richard Gere que durante un segundo lo confundí con el célebre actor. La química de mi cerebro sufrió un tremendo desajuste, olvidé los platos sucios, la ropa arrugada, las cazuelas... De repente me sentí atractiva y tan sexy como el personaje de Vivian Ward en Pretty Woman. Él ni me vio.

A partir de entonces lo buscaba a diario con la mirada. Reparé en su coche, controlé su horario y a fin de compartir con él un espacio, en un tiempo que duraba a penas unos segundos, cada mañana debatía ante el espejo qué ropa ponerme, qué peinado me favorecía, o qué perfume llamaría su atención. Todas mis artimañas fueron inútiles, no fui más visible para él que las farolas de la calle; sin embargo, percibir su imagen entre la marea de padres agolpados a las puertas del centro era motivo suficiente para alegrarme la mañana. Así llegó el invierno, la nieve, las placas de hielo en la carretera, y con el frío la apertura de una nueva panadería frente a la escuela.

No pude resistirme al calor ofrecido por un pan recién horneado en aquella gélida mañana. La humedad helada de la noche anterior aconsejaba caminar despacio; aún así, mi precaución no evitó el tremendo resbalón que me derrumbó sobre el asfalto. La caída fue más escandalosa que grave; pero igual que sucede en las mejores escenas del cine romántico allí estuvo “mi Richard” dispuesto a recogerme. Al verle, mis impulsos cerebrales se detuvieron y lo que era una ocasión perfecta para iniciar una conversación, no quedó más que en otra bonita perturbación de mi anodina existencia.

El destino, siempre aficionado a jugar con los deseos de la gente, me dejó de nuevo con las ganas en la boca.

Salvar los bosques, es salvar el clima

Combate la deforestación. Ayuda a Greenpeace

Home (Casa) - una película de Yann Arthus-Bertrand

Aprovechando la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, el 5 de junio del 2009 se estrenó el largometraje documental “Home”, una producción que se filmó durante año y medio en 54 países, y que muestra imágenes aéreas de la degradación de la Tierra a causa de la actuación humana sobre el planeta.

Pincha la imagen para ver el vídeo

Planeta Tierra, Siempre

Tal vez ya lo conozcas, pero si no, emplea unos minutos en ver esta maravilla de video, de The Secret Tv. Tendrás la sensación de volar y entenderás por qué es posible que seres de otros mundos visiten nuestro planeta. ¿Acaso no es el mejor sitio para vivir?


Indígenas Aislados

Vídeo narrado por Ana Belén y Oscar Jaenada.

Si quieres apoyar a los pueblos indígenas, colaborar, o ayudarles de algún modo a mantener sus territorios, entra en: Survival International