Como he dicho no estoy en mi mejor momento, por eso me he limitado a adaptar un relato que escribí hace mucho tiempo. Tiene algo más de 150 palabras, os pido disculpas. Mis palabras elegidas son monja y camaleón. Espero que os guste.
El extraño caso del camaleón gregoriano.
El camaleón apareció entre los bultos de la nueva monja que vino de la misión africana. Esos bichos no eran temibles ni ruidosos, la paz del claustro no se vería afectada; sin embargo la madre superiora instó a la recién llegada a dejar al lagarto de ojos globulosos en el jardín. El verde y estrábico animalito quedó libre, cazó hormigas y otras piezas que se cruzaron en su camino y saciado, trepó a un ciruelo y se durmió.
La campana anunciaba laudes y desde lo alto divisó una comitiva de monjas que una a una penetraban en la capilla.
Minutos después lo envolvió un sonido maravilloso. Su curiosidad lo animó a trepar por el muro hasta las vidrieras y por un cristal roto irrumpió en el interior del oratorio en el mismo instante que las aniñadas voces de las religiosas entonaban:
“🎵 Pange lingua glo ri o si
Corporis mysterium
Sanguinisque pre ti o si
Quem in mundi pretium 🎵 ”
El camaleón se estremeció. Con los ojos vueltos y extasiado por las voces que brotaban de las gargantas de las monjas, ofrecía sinuosos tornasoles al ritmo de los acordes gregorianos.
Uno corriente hubiese muerto al cabo de cuatro años; sin embargo el camaleón gregoriano es especial. El fenómeno llegó a extramuros y desde entonces sale cada año de gira con el coro de las monjas exhibiendo sus colores en los conciertos.
Buenas amigas, lo primero espero que aunque estés todavía con ese duelo, lo estés llevando lo mejor que puedas, sé que son palabras, pero en estos momentos no sé qué decir, simplemente que guardes lo mejor de esa persona dentro de ti.
ResponderEliminarY tu aportación a este binomio me ha gustado mucho, nunca podemos saber que es lo que guarda algo aparentemente insignificante. Un beso, y un fuerte abrazo.
Hola Campirela. Siempre la primera y siempre tan amable. Lo voy llevando, no queda otra.
EliminarGracias por tus palabras. Todas ellas.
Un abrazo :-)
Una gran sensibilidad musical la de este "Camaleón Gregoriano"! Je, je! Encontró su lugar en el mundo! Un abrazote!
ResponderEliminarMe encantan los binomios fantásticos porque a veces salen cosas que aunque disparatadas tienen su gracia.
EliminarUn abrazo, Marifé.
Hola Ardilla, espero que estés mucho mejor y más fuerte. Precioso texto con ese camaleón gregoriano que encontró la belleza en la voz de las monjas y marchó de giras. Muy bonito. Un abrazo
ResponderEliminarFuerte como la piel de una breva, pero ahí voy, Nuria. Muchas gracias.
EliminarQue bueno....y el camaleón se marchó de gira!!! Una gira camaleónica. Gracias por tu relato de monjas y ojalá q vaya mejorando tu estado de ánimo. Besos
ResponderEliminarLa superiora no lo quería dentro del convento, pero la cosa cambió cuando vio que podía sacarle rendimiento.
EliminarEl ánimo va yendo, Santi. De momento como el caballo de un tiovivo. Arriba y abajo, pero bueno, poco a poco.
Besos.
Me ha sorprendido gratamente tu precioso relato. Un camaleón sensible al bello canto de las monjas que además acompaña al coro con su alegre y cambiante colorido.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Un abrazo.
Hola Marcos. Como he dicho en otro comentario me gustan los "binomios fantásticos" porque aunque de entrada las palabras parecen imposibles de emparejar, a veces salen cosas interesantes.
EliminarMuchas gracias. Un abrazo.
Me alegro muchísimo que te hayas decidido a escribir, es una buena forma de sanación. Además has hecho una historia en tu línea, dulce , elegante , bonita...
ResponderEliminarLa vida se abre paso a pesar de todo, Tracy.
EliminarMuchas gracias :-)
Voces que cambian el color llevándola a una vibra muy alta
ResponderEliminarUn pequeño disparate, Gustab
EliminarGracias por pasarte :-)
Haha, buenísmo, me encanta el título de su blog, el mío hace años fue "la madriguera del conejo pestilente" seguro paso por este bloguito más seguido.
ResponderEliminarHola Conejo. Bienvenido, o bienvenida a este árbol de letras. Vuelve siempre que quieras. :-)
EliminarMaravilloso camaleón gregoriano... La vida en los monasterios siempre me ha atraído un montón, no para vivirla en la realidad, pero sí a través de las letras o del celuloide. Me ha encantado tu historia, de lo más marchosa.
ResponderEliminarUn beso.
Hola MJ. Bienvenida.
EliminarYo tampoco viviría en un monasterio, pero si me gusta visitarlos. Este fin de semana he estado en el convento de los jacobinos de Toulouse donde descansan los restos de Santo Tomas de Aquino, patrón de los estudiantes. La luz de las vidrieras es preciosa.
Gracias por la visita. Un beso :-)
Imagino al camaleón escuchando las voces de las monjas jajaja al final se fue de gira, qué bueno.
ResponderEliminarQué buen relato has hecho, me alegra que hayas participado.
Un beso enorme.
Muchas gracias, Maria. Esta semana me ha sido "facil". A ver para la siguiente.
EliminarUn beso :-)
Curioso el caso de un camaleón que sepa apreciar la música, muy buen relato.
ResponderEliminarEn general los animales son sensibles a música. Lo mas curioso en este caso es que al camaleón le gusta el canto gregoriano 😂
Eliminar¡Muchas gracias! "ENDRIN" Buen fin de semana :-)
Pero qué bueno y original resultó tu relato, Ardilla! Me alegra que lo rescataras. Lamento el difícil momento. Espero se vaya superando. Un abrazo
ResponderEliminarEl relato es de la época dorada de este blog y era muchomas largo, pero el tema venía al pelo. Voy mejorando muy despacio, pero ahí vamos.
EliminarGracias, Mónica. :-)
No sabía que estuvieses pasando una etapa complicada y un duelo de por medio. Te envío un fuerte abrazo y ánimo. Y, oye, el binomio muy bien conseguido!
ResponderEliminarlady_p
Le pasa a mucha gente, Lady. La vida es muy irónica y nos da reveses, pero estaré bien.
EliminarMe alegra que te haya gustado la historia del camaleón.
Un abrazo :-)
Estoy convencida que el camaleón se acostumbró a la dulce caricia de los cánticos gregorianos, su forma de agradecerlos no era otra que ir cambiando de color.
ResponderEliminarHay relatos que, aunque rescatados, siguen con vida y necesitan salir de nuevo a la luz.
Es la primera vez que visito tu espacio pero me voy encantada, ha sido un placer leerte.
Cariños y buen fin de semana.
Kasioles
Hola Kasioles. Bienvenida a este árbol de letras. Celebro
Eliminarmucho tener nuevos ojos por aquí y mas si se quien me visita por primera vez de va contento.
Vuelve cuando gustes. He mirado tu blog y tengo que decir que me encanta lo que he visto. Nos veremos más, no tengo duda.
Un abrazo y buen fin de semana para ti :-)
Un camaleón sinestesico, ( o algo parecido q) que traduce la música en color para los que no tengan esa facultad.
ResponderEliminarUn relato tierno y encantador, aun co reptil, que ya es curioso.
Si tú ya te das cuenta de que estas mejorando, es que ya no puedes parar.
Besosss
¡Si, un camaleón sinestésico! Bien visto Gabiliante.
EliminarVoy un poco a trompicones, pero se que él, donde quiera que esté ahora, no estará bien si yo me hundo y no puedo dejar que eso pase.
Gracias por tus deseos. Un beso.
Un camaleón que aprecia el canto gregoriano, que prolonga su vida. Un hallazgo tu relato.
ResponderEliminarHay perdidas que duelen mucho, espero que estés mejor.
Besos. Y un abrazo empático.
Hay pérdidas que duelen lo indecible, pero no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista. Estaré bien un dia u otro.
EliminarMuchas gracias, Demi, por tus palabras y ese abrazo empático :-)
Siento mucho el momento que estás atravesando. Lo cierto es que la vida es bonita mientras no muestre su peor cara. Te dejo un abrazo enorme y mi gratitud por el esfuerzo de participar pese a todo y, aunque sea un texto remasterizado o tuneado, es perfecto.
ResponderEliminarUn beso enorme y un abrazo.
Gracias a ti, Mag. Me está siendo muy dificil aceptar la perdida de alguien tan querido, cuya muerte ha sido tan inesperada como violenta y sobre todo tan absurda. Un exceso de confianza provocó la tragedia. Es duro. Pero bueno, razón de más para vivir cada día como si fuese el último.
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