Yo oía hablar a las estrellas en verano. Después de cenar me sentaba con mi abuelo bajo el cielo estrellado. El campo olía especialmente bien. Sin mucho esfuerzo podía distinguir el aroma de los pinos de la carretera, el del jazminero y los geranios del patio y el del tomillo y el romero de los montes cercanos… El era un hombre de campo, pero para mi era el hombre más sabio de todos. –Mira…- me decía señalando un punto concreto en el cielo, - ahora va a pasar el satélite- Hoy hay muchos, pero entonces era todo un acontecimiento ser testigo de aquel fenómeno.
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lunes, 9 de febrero de 2009
La voz de las estrellas
Yo oía hablar a las estrellas en verano. Después de cenar me sentaba con mi abuelo bajo el cielo estrellado. El campo olía especialmente bien. Sin mucho esfuerzo podía distinguir el aroma de los pinos de la carretera, el del jazminero y los geranios del patio y el del tomillo y el romero de los montes cercanos… El era un hombre de campo, pero para mi era el hombre más sabio de todos. –Mira…- me decía señalando un punto concreto en el cielo, - ahora va a pasar el satélite- Hoy hay muchos, pero entonces era todo un acontecimiento ser testigo de aquel fenómeno.
Centraba mi atención en el lugar fijado por el dedo de mi abuelo y esperaba ansiosa para ver ese pequeño prodigio que con tanta precisión se manifestaba cada noche. Siempre a la misma hora, con puntualidad precisa, se veía cruzar el cielo oscuro, siguiendo el blanquecino camino de la vía Láctea, el diminuto punto luminoso trazando una perfecta línea recta. Para la gente normal podría parecer una estrella más, pero mi abuelo sabía que esa era el satélite, porque no chispeaba como las otras.
En mi mundo de niña, tenía la certeza de que el sonido rítmico que yo escuchaba en las noches de verano bajo las estrellas, era una especie de lenguaje misterioso para orientar al satélite en su viaje por el negro cielo. Unas vocecillas intermitentes que sonaban al compás de su centelleo y que tal vez, aparte del satélite, sólo seres de otros mundos serían capaces de comprender.
Fue algunos años después cuando supe que la procedencia de esas voces no venía de las estrellas, si no de unos pequeños seres que pertenecían al mismo mundo que yo. Que no se trataba más que de un raro y metálico canto de amor, producido por las alas de los grillos machos para atraer a las hembras.
A partir de entonces las cosas cambiaron mucho. Yo me estaba haciendo mayor y empezaron a interesarme otros temas más mundanos. Relacionados casi siempre con un chico llamado José María, que se sentaba dos pupitres por delante del mío en la fila de mi derecha y podría decirse también, que el mundo ya no era el mismo. La contaminación lumínica de los pueblos y ciudades, parecía haber engullido con su luz anaranjada, aquellos puntos brillantes que yo veía cuando estaba con mi abuelo.
Hace algunos veranos, sentada en la tumbona del jardín con mi hijo pequeño, descubrí un trozo de cielo milagrosamente limpio en el que vimos refulgir el triángulo que forman Vega, Deneb y la inconfundible Altair.
-¿Mamá, qué es ese ruido?- me preguntó sin quitar los ojos del titilar azul de Altair. A mi me parece -le dije- que es la voz de las estrellas. Si te fijas bien, verás puntitos pequeños de luz que se mueven siguiendo ese camino blanco. Las estrellas les dicen por donde tienen que ir para no chocar unos con otros.
-¿Y qué son esos puntos que no tiemblan? Para no alargar la conversación porque ya era muy tarde, le expliqué, que son unos aparatos con grandes antenas en las que rebotan las ondas de la tele para que puedan llegar a las casas y podamos verla. -Qué raro- se limitó a decir. Tras hacer el ultimo pipí se metió en la cama sin protestar.
Esa noche, a más de mil kilómetros de distancia del lugar donde escuchaba la voz de las estrellas siendo niña, no pude evitar echar de menos aquel cielo oscuro cuajado de puntos brillantes y a mi abuelo contándome historias.
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MAGNIFICO ARDI ,TU BELLA HISTORIA.SIEMPRE ME HA GUSTADO OBSERVAR EL CIELO ESTRELLADO DURANTE MUCHO TIEMPO,,ES UN CONSTANTE IR Y VENIR DE MOVIMIENTO.SI TE FIJAS BIEN HABLAN POR SI SOLAS Y ME EMOCIONA EL PENSAR QUE PODRIA HABER VIDA MAS ALLA DE LAS ESTRELLAS.
ResponderEliminar¡¡MAGNIFICO!!
BESOS ARDI.SHERE
A las buenas tardes:
ResponderEliminarSi supiras la ilu que me hace cuando quiero venir a verte, y te tengo enlazada, pero me voy por tu antiguo blog, le doy a eso de pinchar tu casita del árbol y llegar aquí ejke mencanta, me hace sentir niña, o siento siendo niña, o no siento otra cosa que no serlo? ays que lios, el caso que me lo paso bomba y me maravilla.
Al leerte, yo fanatica de mi abuelo, él era mi enciclopedia de todo, incluso ya siendo mayor, lo que me hacía pensar el tío, y es curioso, me pasa como en tu relato, a mi hija aún teniendo ya, cerca de 16 años, le cuento las cosas como me las contaba mi abuelo, a mi no me hicieron daño, al contrario, siempre me ayudaron a soñar y quiero lo mismo par ella, y de paso, vuelvo a ser niña, igual que cuando el me contaba sus cosas respondiendo a mis infinitas preguntas (no lo creeras, ¿o sí? no sé, pero aturdia a mi abuelo con preguntas y todas me respondia).
Cienes de besitos pal andando y cienes de y pico de abrazos.
Shi.
(ah lo de vender ideas, no es tan fácil, lo he intentado y nunca ha funcionado, tampoco ejke me preocupe, si tiene que ser, será, me divierte escribir, y a estas alturas ya es lo único que cuenta, no empece a escribir por ser, si no como un reto personal y aún no lo he superado del todo)
EN UNO DE LOS MEMES QUE ME HICIERON PARTICIPAR , HABIA UNA PREGUNTA QUE DECIA, SI LE PEDIA DESEOS A LAS ESTRELLAS, Y CONTESTE , SI¡¡¡¡¡¡¡¡ PORQUE NO HAY NADA MAS MAGICO QUE ESTAR BAJO SU LUZ, MIRANDO ESE INMENSO CIELO QUE LA NATURALEZA, LA VIDA NOS DIO LA POSIBLIDAD DE ADMIRAR¡¡¡¡¡
ResponderEliminarTE DEJO UN BESOTE ARDILLITA
jo, Ardi, es hermoso de verdad. Siempre he mirado hacia arriba, como digo yo, sintiendome tan humilde frente a su inmensidad y su belleza.
ResponderEliminarY me has hecho sentir nostalgia de cuando era pequeña, en el pueblo, a la puerta de mi casa, sentada, mirando una vía láctea limpia, grande y brillante. Ya no se vé :(
Qué afortunada fuiste de tener a tu abuelo acompañándote y enseñándote tantas cosas. No me extraña que este texto se note escrito con el corazón.
Un gran beso
Gracias queridas Sherezade, Shi, Silvia y Lola.
ResponderEliminarEs un placer teneros por aquí
Al llegar a la madurez ya nada es lo mismo. Se pierde un poco esa ingenuidad y lo anecdótico, lo mágico. Con los años todo parece previsible, pero yo al menos me niego a hacerme mayor (no es que lo sea ni mucho menos) pero no quiero que el paso de los años curta esa expontaneidad y blancura de alma "del niño".
ResponderEliminarHa sido como un cuento escuchar tus lindas palabras.
Un abrazo.
Es delicioso leerte. Como lo es contemplar las estrellas... cuando se puede, que en esta ciudad donde vivo y en casi todas partes ahora, no hay quien vea un astro.
ResponderEliminarGracias por hacernos sentir esas emociones, que son de las más intensas y, además, gratis.
Besos.
Me hiciste echar de menos a mi contador de historias, un hombre robusto, muy alto, para mí el más alto del mundo, su traje…siempre negro, su sombrero… de alas redondas y grandes, sentados junto al muro del canal, bajo una frondosa morera de grandes moras blancas con sabor a miel, con una hogaza de pan redondo cocido en orno de leña, su navaja en la mano cortando grandes rebanados de pan sobre las que ponía un gran trozo de tocino salado…
ResponderEliminar.saludos nostálgicos de un humilde Cuentacuentos.
os poneis de acuerdo para venir separados por sexos? jajjaa
ResponderEliminarQueridos Fly, Odiseo y Metro. Me gusta escribir este tipo de cosas por si algún día me fallase la memoria y no me refiero a no saber donde dejo las nueces, si no perder los recuerdos. Teniéndolos escritos podré al menos imaginarlo cuando lo lea.
Gracias por vuestra visita. Siempre es un placer.
Hola Ardilla!!
ResponderEliminarMe has hecho sentir nostalgia, recordar momentos...Tienes una forma sencilla y bella de expresarte; transmites.
Un abrazote