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viernes, 2 de octubre de 2009
Sábados Literarios - Historias de mis muebles
Teresa Cameselle conduce en esta ocasión el bus literario. En su blog encontrarás las aportaciones de los distintos viajeros.
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* * * * *
Los efluvios del expositor de olivas, el humo de la churrería ambulante y el hedor a sudor rancio de algún que otro transeúnte, convertían el aire en una mezcla irrespirable en aquella mañana de agosto. -¡María, cómprame alguna!- me apremiaba una mujer gitana con una bolsa de ajos en la mano. -¡Tres lechugas un euro!- Gritaban desde un puesto próximo.
No aguanto mucho entre la multitud. Cansada de caminar entre vendedores de collares, toallas playeras y zapatos de mal gusto, decidí regresar. Tomaría un buen vaso de limón helado en el parque de Floridablanca.
Entonces lo vi. Entre viejos baúles, antiguas porcelanas y distintos objetos de hierro forjado. Observé que tampoco era nuevo, sin embargo conservaba todavía la distinción y la elegancia de su noble madera. Hacía calor, hasta el barrio del Carmen me esperaba un largo paseo, pero me había robado el corazón y lo llevaría conmigo.
No necesitó muchos arreglos. Una pasada de lija y un buen encerado e irradió vida de nuevo. Lo coloqué en el recibidor junto al paragüero. Galante me ofrece el abrigo al salir y paciente espera que vuelva. Un perchero reciclado bastó para que me sintiera realmente en casa.
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Tal vez ya lo conozcas, pero si no, emplea unos minutos en ver esta maravilla de video, de The Secret Tv. Tendrás la sensación de volar y entenderás por qué es posible que seres de otros mundos visiten nuestro planeta. ¿Acaso no es el mejor sitio para vivir?
Muy lindo relato, Ardilla!
ResponderEliminarMe gusta mucho la historia de tu perchero.
Un beso!
Esme
Hola Ardilla
ResponderEliminarme ha gustado mucho tu perchero y creo que voy a intentar hacerme con uno yo también porque eso de "Galante me ofrece el abrigo al salir y paciente espera que vuelva." me ha dado una envidia increible
Decidido, mañana me voy al mercado más próximo haber si encuentro uno para mi, ya te contaré si lo encuentro
Un beso de Mar
Hola Ardilla.
ResponderEliminarLo primero, darte las gracias por el informe de la gripe. ¡Fabuloso!
En cuanto a tu relato -como todo lo que escribes- soberbio. Siempre me han gustado esos percheros. Ahora, un poco más.
Un abrazo.
Maat
Precioso el relato, Ardi. Y narrado de lujo.
ResponderEliminarBesinos.
Un perchero como ese no es cualquier cosa, entiendo el flechazo.
ResponderEliminarAdemás te devolverá con creces el cariño con el que lo has restaurado, dejándolo como un pincel de limpio y brillante.
Tengo que pasarme más por ese barrio del Carmen.
Delicioso cuento de algo tan cotidiano, como especial.
Abrazos
Precioso relato y agradecido perchero. Tú también mereces su gentilidad, lo has devuelto a la vida.
ResponderEliminarBikiños
¡Bonito perchero!. Está claro que a veces un simple objeto a veces nos da ese calor que nos falta en el hogar.
ResponderEliminarMe ha gustado tu relato.
Un beso
Hola Ardi, es un perchero muy elegante el que te espera a que regreses de nuevo a casa y sin duda mas agradecido que el Gere de pacotilla de la anterior entrada.
ResponderEliminar¿Que es de una casa sin un perchero esperando detrás de la puerta?
Un beso
Excelente tu aporte para este sábado literario especial!
ResponderEliminarAdemás, quiero agradecerte por poner el link al video de la gripe, estupendamente explicado y documentado. Acabo de enviarlo a todos mis contactos. Creo que hay que difundirlo.
Besos.
Hola Ardilla,
ResponderEliminarEntiendo que te quedaras prendada del perchero.
Hace apenas un mes, me iba a la playa en Denia, y al lado de un contenedor habia uno que alguien había abandonado.
Estaba perfecto.
Ni me lo pensé. Lo cogí, sabiendo que mi hijo Jorge buscaba uno así.
Di la vuelta, lo dejé en casa y tan contenta con mi hallazgo.
Y él más, claro.
Un besito
Ardillita, uno igual tengo detrás de la puerta, más que un perchero, parece una escultura, la de un pulpo muuuy largo con los tentáculo para colgar abrigos.
ResponderEliminarMe ha gustado el paseito por el rastro, al final encontraste un tesoro, felicidades, bsiso
Sigues manteniendo la habilidad para describir situaciones. Haces fácil imaginarse el ambiente. Y con excelente esstilo.
ResponderEliminarCon tus descripciones tan bien contadas es fácil imaginarse ese precioso perchero que adorna tu casa.
ResponderEliminarEl informe de la gripe A que nos ofreces es muy interesante. Gracias.
Gracias querid@s mí@s. La verdad es que no estaba muy segura de este relato. En realidad últimamente no lo estoy de nada de lo que escribo.
ResponderEliminarUn placer veros por aquí. Abrazos a repartir.
Ardillita, de rodillas te lo pido, léete el comentario en respuesta al tuyo que pongo con el colchón de Quinto.
ResponderEliminarJa, ja...te saludo amiga, natalí
Pues Ardilla yo también tengo un perchero de pie reciclado, es de bronce y estaba en la calle, al lado de un contenedor, esperando por mí.
ResponderEliminarYa ves lo que unos tiran los otros lo recogen con gran alegría.
Abrazos y buen fin de semana.
Amor a primera vista. Y encima te salió caballeroso, qué suerte.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias Teresa y Alhena.
ResponderEliminarPor cierto Fernando, no te di la bienvenida a este nuevo árbol. Ven cuando gustes, esta también es tu casa :)
Que poco se necesita para sentirse bien. Y es que nos complicamos tanto la vida alguna veces.
ResponderEliminarSaludos.
Ardilla, gracias por la invitación. En realidad, como ni soy bloguero ni muy literario, se puede decir que tan sólo entro en el blog de Teresa, y en el de Maguncio cuando se porta bien. De buenas ganas entraba en más, pues seguro que hay donde elegir por lo que estoy viendo. El tuyo está muy acogedor, y es una tentación fuerte, pero es que si entro aquí y allá me enredaré y temo no poder soltarme :-)
ResponderEliminarSiempre he pensado que el "perchero" era como un mayordomo estático. Pero leyendo el relato tuyo he cambiado de parecer,lo has puesto en el sitio que se merecía. Magnífico relato.
ResponderEliminarUn saludo.
¡Y es que no hay nada como un buen perchero en nuestro recibidor que sujete con incólume paciencia nuestros abrigos y nos los ofrezca, de igual manera, al salir!
ResponderEliminarPrecioso relato, querida Ardillita. Es increíble las cosas tan bellas que salen a nuestro encuentro aún en un día de sofocante calor y con hedores rancios en el cargado ambiente...
Un beso fuertote.
Por cierto, muchísimas gracias por ese estupendo video de la "Gripe A" tan aclarador que nos ofreces, también te doy las gracias en nombre de mi marido. Lo vimos ayer los dos y nos resolvió muchas dudas, además de tranquilizarnos.
GRACIAS POR DIFUNDIRLO, ARDILLITA.
Un amigo, un caballero, algo que ha tenido, algo de alguien que acompaña.
ResponderEliminarArdilla, citar a este perchero, me ha resultado algo imprevisto, que ha prendido en mì.
Tèsalo
ME IMAGINBAD0 UNA CASA VACIA...ME HE IMAGINAD0, AL MEN0S, UNA CASA VACIA DE MUEBLES QUERID0S...EN ESTA IMAGINACI0N, HASTA UN PERCHER0 PUEDE A¡CALENTAR UNA CASA...
ResponderEliminarBES0S ARDILLA...
Los percheros son como abrazos de amigos, yo tengo uno muy feo en mi despacho pero ya le he tomado cariño. Muy bueno tu relato. Enhorabuena.
ResponderEliminarMe encanta este sábado, cuanto mueble se pasea por este autobús, muebles parecidos a los de mi niñez, a los que recupere o a los que descansan en el trastero.
ResponderEliminarMe gusto.
Un besote.
Paola.
Buena síntesis, casi entran ganas de robarte el perchero , o a tí, jajaja.
ResponderEliminar¿Qué tal estás? Un abrazo
Ay, qué chulo, Ardi. Ya ves... un poquito de lija, barniz y cualquier cosa se convierte en una joya. Además, algunos objetos parece que llevaban toda una vida esperándonos.
ResponderEliminarbesotes,
Mis disculpas, Ardi, por venir tan tarde a leerte.
ResponderEliminarEs muy bonito tu micro. Refleja perfectamente como nuestros muebles forman parte de nuestras vidas y nos hacen sentir en nuestro hogar.
¡Felicidades!