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Me llamo Cecilia y regento la pastelería que heredé de mi tío abuelo. Los domingos son días de mucho trabajo. Las personas que acuden a este establecimiento aunque son muy distintas buscan lo mismo: el dulce que convierta la reunión familiar, o la comida de ese día en algo extraordinario.
Sebastián y su pequeño yorkshire, Rufo, siempre vienen a la hora de cerrar y entran por la trastienda.
Sebastián no quiere ser visto. No es un famoso excéntrico que huya de firmar autógrafos, si no alguien a quien la crisis financiera y su ex-mujer han dejado en la ruina.
Sebastián no quiere ser visto. No es un famoso excéntrico que huya de firmar autógrafos, si no alguien a quien la crisis financiera y su ex-mujer han dejado en la ruina.
Me da igual. Estoy decidida, a Rufo le gusta mi tarta de cerezas y a mi los ojos de su amo. Hoy los invitaré a comer.
En la trastienda suceden muchas cosas el domingo, muchas, en pocas en intensas palabras.
ResponderEliminarRufo, Sebas y Cecilia, no es poca golosina compartida.
Ardillita me relamo de gusto.
Pues es premio es para ti. Ver la cara de fellicidad de esos seres, es recompensa dominguera...
ResponderEliminarBesitos.
Ay que bonitoooooooooooooo
ResponderEliminarQue bien huele esa trastienda, ¿seran de caramelo los ojos de Sebastian?
Un beso
Sentimientos compartidos, disfratar de los sentidos, el gusto por esa tarta de cerezas, y el placer de verse reflejada en los ojos de Sebastian.
ResponderEliminarLindisimo Ardilla. Un abrazo.
Hola Ardilla, esa es una muy buena razón para invitarles a comer. Si señor.
ResponderEliminarBesos
Situación bastante común por aqui. Al final del día ver la gente que espera las sobras en la puerta de los restaurants, de las panaderías ...
ResponderEliminarSeguramente a Cecilia la vida le devolverá su gesto multiplicado por 100; tal vez su recompensa sea haber encontrado a Sebastián, quien sabe.
Un beso
Me gustó! una historia simple, humana y endulzada por las ganas de quienes están solos y no quieren seguir estándolo!
ResponderEliminarUn abrazo.
Bonita historia cotidiana, se de casos como el de Sebas. Bonito gesto de solidaridad de Cecilia.
ResponderEliminarUn beso y una bocanada de ese maravilloso olor de pastelería
Compruebo ardillita que por ahora van ganando los perros y tambienh que a Sebastian lo ponemos más bien pobrete o incluso vagabundo como yo...jajaja porqué será. Ahora los ojos de un perro son irresistibles, lo sé por experiencia.
ResponderEliminarUn besazo y gracias por estar ahi.
Sí, como dice María José, van ganando los perros, como animal elegido, es que de verdad lo merecen: son especial y tu Rufo, no menos.
ResponderEliminarUn abrazo afectuoso.
Bonita imagen en el obrador, lejos de miradas, regalándose intimidad.
ResponderEliminarUna comida para tres, con dulces en el plato y en los corazones.
Besos
Es un gusto leerte ardilla, y me apetece gustosos esos manjares de la pastelería. Hermoso y breve, pero poderosa la visión de esos tres compartiendo un almuerzo de domingo.
ResponderEliminarBesos
Buena forma de unir relato con realidad. Desgraciadamente cada vez mas trastiendas deberan abrise a la hora de cerrar.
ResponderEliminarUn beso
Sencillo y con un fondo dulce, la vida es así de simple y es una pena que se complique tanto...
ResponderEliminarMe ha encantado, Ardilla.
Besos