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miércoles, 16 de junio de 2010

Un jueves, un relato - "Bichos"


"Coitus interruptus"

Nadie recordaba un verano tan seco y caluroso. Siendo niña veía a mi abuela rociando la calle para mitigar el bochorno y decidí aplicar la ancestral solución, remojaría las baldosas con el mocho de fregar. Al abrir el grifo del lavabo para llenar el cubo con el preciado elemento, me alarmó una especie de silbido. Cerré la espita para escuchar de qué se trataba; pero sólo percibí el canto de las cigarras. —Será aire acumulado en la tubería— me dije restando importancia al sonido. Al abrir de nuevo se manifestó otra vez y entonces la vi.

Allí estaba, a dos palmos de mis pies en la esquina del cuarto de baño, enrollada y muy segura de si misma dibujando filigranas en el aire con la lengua. Solté el cubo y corrí a la calle dando alaridos como un gato al que acaban de pisar la cola. Mi vecina me escuchó desde su casa y salió a mi encuentro. Al explicarle lo ocurrido se echó a reír, estaba acostumbrada a ver alguna en su jardín; pero yo era la primera vez que vivía una situación semejante y no me resultaba divertido.

—Con temperaturas muy altas a veces se desorientan y se cuelen en las casas buscando frescor. Seguro que se ha asustado al verte y ya se ha marchado— me dijo mientras se armaba con el palo de una escoba, por si acaso. Esperé a la sombra del ciruelo y al poco rato salió con ella colgando del palo, callada e inmóvil como una longaniza. Le dimos sepultura alli mismo, bajo el árbol, sin solemnidad alguna. Abracé a mi vecina por haberme salvado del escamoso reptil y entré en casa con los vellos como puntas de alfiler, a esperar a mi hijo que estaba a punto de llegar del colegio.

Durante la comida le comenté lo sucedido, y antes de acabar la primera tajada de sandía dio un bote y salió a la calle a toda prisa. Sin preguntarle, con el vello aún erizado, salí tras él.

— ¡La serpiente esta viva, mamá!

— Imposible, la hemos enterrado.

— ¡Pues entonces hay otra! ha salido por detrás del mueble del comedor y ha cruzado por el pasillo.

El miedo no me dejaba entrar a comprobarlo y mi vecina, que los martes comía con su hija, ya se había marchado. Recurrí a Mr. Loubat, otro vecino al que apenas conocía. Nos recibió con las vergüenzas cubiertas por un minúsculo bañador y una sonrisa de circunstancias, se disponía a darse un chapuzón en el oasis ocasional de su piscina. Al relatarle mi problema no dudó en dejar para más tarde su ansiado baño y nos siguió.

—Es época de apareamiento, es posible que hayan entrado juntas y estuvieran copulando cuando las has encontrado— expuso mientras buscaba "el arma" apropiada con que darle caza.

Inmersos en el aburrido concierto ofrecido por las cigarras aguardamos impacientes la salida de Mr. Loubat. Imaginé a "la bicha"sobre la mesa comiendo con deleite los restos de mi sandía; su figura me estropeó el humor por completo. A los pocos minutos salió nuestro San Jorge con el cadáver de la última de las accidentales "okupas"; era como la otra, gris marengo con manchas amarillas y larga como un cinturón. 

No sé lo que siente una culebra; no obstante, de ser interrumpida en pleno fragor erótico y asesinada, mi voluntad sería reposar al lado a mi amado. Cavé una pequeña fosa junto al primer cuerpo y la enterramos en silencio. Más tarde coloqué una piedra señalando el mausoleo y desde entonces yacen juntas a la sombra del ciruelo. Que en paz descansen y para siempre.

* * *

Las serpientes me paralizan, me aterran, no puedo verlas ni en foto. Más historias de bichos en Gustavo en Micro
http://callejamoran.blogspot.com/

28 comentarios:

  1. Las serpientes ipnotizan a los pájaros, pero por lo visto a las ardillas les ponen alas.
    De todos modos, no son tampoco un animal de mi agrado.
    Como siempre, una hermosa manera de narrar la tuya.
    Un abrazo Ardi.

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  2. Te imagino corriendo aterrada a casa de tu vecino, del del bañadorcito, (en este punto debo confesaar que me lo he imaginado bien dotado y musculosamente formado, jeje), y la verdad, se que debería sentir pena, pero es que vengo de casa de Maria José Moreno y todavía tengo la risa floja y que quieres, sigo desternillándome, jajajaja, creo que voy a hacer un descanso hasta mañana, que si no no voy a parar, me ha gustado mucho tu historia, miles de besossssssssss.

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  3. ¡Ay, Ardi, qué pena que no te gusten las serpientes!

    No son de mis reptiles preferidos, me gusta más un camaleón, una salamandra... y las que más: las iguanas...

    Supongo que es una anécdota real, así lo he vivido al leerte :) y me gusta mucho como nos lo cuentas, pero lo de acabar a palos con los pobres bichos cuando estaban preparados pa la faena :(

    Besitos.

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  4. De verdad, me dan pavor. La anécdota serpentil es mas larga; pero no quería extenderme.

    No puedo con ellas. En realidad con ninguna clase de reptil. Es superior a mi. Ni siquiera las de broma. Una vez me pusieron una camisa de serpiente en el hombro y casi me da un infarto....

    Quita, quita! Ellas en su casa y yo en la mía.

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  5. Seguro que habria salido corriendo de la casa igual que tú, tengo panico a las serpientes, aunque te aseguro que una que yo me se correria aún más que yo y si no espera a que ella lo lea.
    Un abrazo.

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  6. Bueno, como el tópico: "No quieres caldo, pues dos tazas"
    Aportaste tu contribución al mundo de los reptiles, permitiéndoles descansar juntos para la eternidad,
    ¿porque, también tiene eternidad, no?

    Besos

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  7. Hola Ardilla.

    Es un placer leerte. He salido corriendo de casa contigo. ¡Qué asco de bichos! Y encima, con la lengua fuera. Agggggg

    Un abrazote.

    Maat

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  8. jajaja me he reido como un loco leyendote!! me imaginaba tu cara similar a la mia los dias de los murcielagos!! jajajaja
    Pero estoy de acuerdo contigo la solucion es : llamar a la Secere o en su defecto a un vecino!!!

    Un abrazote ardillita de nosotros dos para todos ustedes. Bendiciones por miles

    P.D. no te han tocado las inundaciones, no?

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  9. Hola Ardi!!! Vine a leerte porque el Carde estaba descostillandose de la risa y me dijo: Tenes que leerla! Y me vine corriendo!! Pobre tu!! La verdad es que a mi las víboras ni fu ni fa, es un animal mas. Pero si se trata de arañas... uff!!

    Genial relato!! Me voy a leer mas!!

    Un abrazotote!!

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  10. No me gustan las serpientes y dentro de casa, menos. Todos los bichos dentro de casa dan más miedo a los que nos asustan.
    Tu texto me ha gustado; está vivo, es ágil, entretenido y divertido. Con esas gotitas de humor tan tuyas (la escoba, enterrarlos juntos...).
    Muy bien!!!
    Un besote,
    Mar

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  11. Que noooo, Ardillita.
    Las serpientes son buena gente, comen roedores, insectos malos, y !ardillas! Ahora lo entiendo.

    Pero ha sido un relato cruel, despiadado, interrumpir el romance, el amor serpentino y sensual. Tan bien escrito, Ardi, que he llorado por esa pareja de amantes. !Buen detalle el de enterrarlos junto! !A buenas horas estarán en el paraiso de los reptiles!
    Una vez me encontré mientras paseaba por un sendero andorrano y montañoso, a una auténtica víbora, de esas con una línea oscura como de rombos, hocicuda, siseante. Ayyy, se levantó ante mí tiesa cual palo, sus ojos amarillos fijos en los míos, me quedé petrificada ¿hipnotizada? después, en un segundo, ella, amable, se deslizó por la hierba sin morderme. Hubiera podido enviarme con mis antepasados (de no inyectarme acto seguido la vacuna, cosa compliacada porque estaba sola y a tres horas a pie de la carretera) Gracias diosa sierpe, ni yo quise dañarte ni tú a mí.
    ¿Nos viene la manía a las sierpes del asuntillo Eva? Maldición bíblica les cayó a los bichos, pero los egípcios las adoraban, y los griegos y los romanos. !Qué cosas!

    He visto y vivido la escena, Ardillita, ahora a refrescarte en una rama de pino, lejos de serpientes, comiendo piñoncitos. Bsitooo.

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  12. Escribes muy bien inquietantes relatos, un placer leerte.
    feliz semana.

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  13. Elogio tu sensibilidad frente a la posteridad de ese amor interrumpido, porque pese a la misma repulsión que me causan a mi estos bichos, optaste respetando su última voluntad....
    abrazotes.

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  14. UF, algo así sufro yo pero con los saltamontes... pánico les tengo, una serpiente me da cosa pero la dejo pasar. Si veo un saltamontes gordo cuando salgo al patio o tiendo la ropa, los aullidos de un licántropo son un son adormecedor al lado de mis alaridos. Y como se me acerque puede darme un ataque de ansiedad, mira que no hacen nada, que no son peligrosos, pero no puedo... UF.

    Besitos, límpios de todo.

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  15. Descansan ellas y tú también, jaja.
    Una historia sencilla, graciosa, y, para no variar, estupendamente bien contada.
    Un beso, Cati.

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  16. jajjajaaja...como los amantes de Teruel!!!...yacerán juntas por toda la eternidad, como el sello de todo gran amor merece! ajajjaaj

    Muy bueno, Ardi!!!...un relato muy entretenido.

    abrazotes!

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  17. ¿De donde vendrá ese miedo visceral, ese pánico ancestral que muchos humanos tienen hacia las serpientes?. Creo que tal vez sea el animal que más aversión origina, aunque también hay civilizaciones que las veneran.
    Precioso este relato, aunque es una pena que no tuviera continuación este encuentro amoroso entre reptiles. Ahora están juntos, si, pero... pero muy quietecitos.
    Un abrazo.

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  18. Que ternura el final! Me mató! Los amantes serpentiles juntos para siempre, que detalle de tu parte.
    Yo no hubiera llegado ni a lo de el vecino, me hubiera desmayado alli mismo. Me dan pánico esos bichos, y es verdad que como las arañas, siempre andan de a dos.
    Horror!
    Saludos

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  19. Muy buena la historia, me ha gustado especialmente el final, las dos juntitas, como Romeo y Julieta.

    Un beso.

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  20. Hola!

    me ha gustado mucho como has narrado la historia, tiene gracia, ya que odio las serpientes pero con tu cuento les has dado hasta un sentido poético a su muerte.
    Un saludo violeta,
    Maribel

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  21. La historia de las serpientes está basada en hechos reales. Todo lo relatado es cierto, salvo la cantidad y lo de enterrarlas juntas.

    Después de la muerte de la segunda y de asegurarme mi vecino que allí no quedaba "nadie", precinté hasta la más mínima rendija de puertas y ventanas. Abría para ventilar sin abandonar mi puesto de guardia y precintaba de nuevo. El tiempo cambió de manera repentina y las temperaturas bajaron; aún así, durante una semana fuimos por parejas al wc y dormíamos todos juntos por miedo a toparnos con otra.

    A los ocho días justos de los hechos relatados en esta entrada, una mañana al secarme la cara después de asearme, me topé con una que asomaba el lomo por detrás del radiador del cuarto de baño. La vi bien, a un palmo escaso de mi nariz. Me desperté de golpe, claro. Ya no llamé a los vecinos, si no a los bomberos. Tanta culebra no era normal. Aquella era una casa no muy nueva, de alquiler y en pleno campo; temía que hubiese algún nido.

    Estaba viva!! Más de metro y medio de serpiente cohabitando con nosotros durante ocho dias!! Me erizo al recordarlo.

    Me dijeron los bomberos que debieron entrar un macho y dos hembras. Con el jaleo trepó al radiador y después, al bajar las temperaturas se quedó quietecita, por eso no la vimos. Se la llevaron en una caja y la soltarían en algún sitio, supongo. Tras eso ya no hemos visto ninguna más y tampoco me apetece.

    Un abrazo a todos/as y muchas gracias por vuestros amables comentarios.

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  22. Hola Ardilla.
    Que horror encontrarse con ellas dentro de casa, no puedo imaginarme el terror de la situación, seguramente yo me hubiera quedado paralizada, pero tu encima las entirras y juntas.
    Eso es una Ardilla con un corazón de oro respetando el amor por encima de todo.
    me ha gustado mucho
    Un beso de Mar

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  23. ¡Ay, chiquilla! Yo casi que me hubiera cambiado de casa jajajaja me dan pánico. Tu tienes un corazón de oro, que romantico eso de enterrarlas juntasssssss.
    Un beso

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  24. Soy una gran amante de los animales pero....lo confieso, no puedo con los bichillos que se arrastran.
    Te contaré una anécdota, es sabido en la urbanización donde vivo que me encantan los animales y que soy una defensora a ultranza y en una ocasión unos niños me trajeron un culebrita de ésas colgada de un palo para ver qué hacían. Cuando abrí la puerta y ví aquéllo, les dí con la puerta en las narices aterrorizada. Qué repelús!!!
    Un besito comprensivo.

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  25. Tendrían que darte una medalla al valor, si yo veo un bicho de esos en mi casa no vuelvo a entrar en ella aunque tenga que vivir el resto de mi vida bajo un puente. ¡Que temeridad! Y además a pares. ¿En qué estaría pensando el Creador cuando se le ocurrió hacer un mostruo como ese? Y es que cualquiera tiene un mal día.

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  26. Muy buen relato...
    Me sale a mi una de esas en el baño y vamos, me da un jamacuco.

    Historias de amor entre serpientes también habrá, pero no salen a la luz por culpa del Adán ese y de la Eva, que la dejaron a la pobre como el animal del diablo.
    Esta valdría, enterradas juntas como los amantes de Teruel. Que bonito... jajjaja.

    Un abrazo.

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  27. hist0ria p0r hist0ria...
    era y0 de una edad mas 0 men0s de 15 añ0s. hacia bup en un puebl0 llamad0 muga de sayag0. alli estaba de ref0rmas el c0legi0. entre las ref0rmas,, estaban l0s servici0s. aun p0dia ser utilizad0s a pesar de las 0bras. recuerd0 perfectamente que el tech0 estaba al descubiert0. recuerd0 perfectamente que estaba y0 haciend0 mis necesidades may0res. recuerd0 perfectamente que un ruid0 sec0 , pr0cedente del tech0 n0 existente, s0n0 a mis pies...y asi, en plena faena, abri l0s 0j0s buscand0 e rigen de ...a causa del ruid0 sec0, c0m0 de carne dejada caer...¡¡¡¡era una rata en0rmeeeeeeee¡¡¡ asi de grande, ardilla...
    de l0 que ac0nteci0 al segund0 de ver c0rrer a esa rata, prefier0 n0 decirtel0, pues habla de un tip0 c0n 0s pantal0nes bajad0s saliend0 a la calle...y m0strand0 una cara de sust0....

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  28. Menuda aventura, no me extraña que corriera yo haría lo mismo.
    Yo no soporto las cucarachas, es una cosa que no puedo con ellas me pongo ataca si las veo.
    Besos, hasta pronto.

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