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lunes, 2 de noviembre de 2009

Experiencias místicas de una niña buena


-Sé buena- decía mi madre cada mañana al abrirse la gran puerta metálica que daba al los pabellones de las clases. No hacía falta, ser mala en aquel mundo tranquilo, silencioso y extraño, habitado por seres que dedicaban su vida a Dios era impensable.

Descubrí que eran simples mortales el día que el obispo, coincidiendo con un evento que ahora no recuerdo, las visitó. Lucían nerviosas sus nuevos hábitos azul cobalto, entallados y mucho más cortos que los originales, dejando a la vista bonitas piernas con medias de color. Sus cuellos, hasta entonces inexistentes, asomaban blancos, inquietos, alegres, entre el vestido y la también disminuida toca. Sus rostros se iluminaban con regocijo escuchando los comentarios de aprobación del prelado. Al final, no eran más un montón de mujeres vestidas con ropas raras, en torno a  un hombre con sotana.  Sólo la hermana Joaquina, devota de sus principios, continuó  fiel a las negras vestiduras que le otorgaban  ese halo de ente asexuado, misterioso, sin cuello, sin cabello y sin piernas. 

El curso discurría como en todos los colegios. Interminables horas de matemáticas, ciencias, historia, gramática, lectura, caligrafía… salpicadas de vez en cuando con manualidades, dibujo y alguna excursión; sin embargo al ser un colegio religioso, llegando mayo la primavera golpeaba con fuerza los corazones de las monjas y la rutinaria vida escolar se veía alterada con diarias visitas a la Virgen. Mayo se consagraba a ella. Las novicias cortaban en el jardín las mejores rosas blancas, lirios o azucenas para ofrecerle y nosotras, las alumnas, no faltábamos a la cita de mediodía para rendirle homenaje con rezos y canciones.  

La hermana Joaquina nos hacía formar minutos antes, junto a la piscina de arena, fuera del pabellón de las clases.  Las corolas del mirto exhalaban vehementes su fragante aroma desde los muros exteriores y era agradable sentir los rayos del sol tras el escarchado invierno. Calladitas y en orden, iniciábamos la marcha hacia la capilla situada en la parte baja de la casa de las hermanas.  El rumor producido por las suelas de los zapatos de veinte niñas a lo largo del pasillo y el tintineo del rosario de la hermana, quebraban el solemne silencio que se palpaba.  -De dos en dos… sin correr…  las manos atrás… no toquéis nada-,  repetía hasta tres veces como en una letanía antes de llegar.

El lunes 3 de Mayo de 1971, en aquel sagrado recinto sucedió algo asombroso que nunca he contado a nadie. Al principio pensé que el fenómeno se debía al calor de las velas.  Aprendí en clase que el sol produce espejismos cuando calienta demasiado el suelo y por lo mismo  en verano creemos ver que la carretera echa humo, que se mueve, o que hay charcos aunque no haya llovido. A los pocos minutos me di cuenta de que se trataba de algo muy distinto. Miré a la hermana Joaquina, siendo monja como Santa Teresa podría darme alguna luz sobre lo que estaba ocurriendo; no obstante siguió entonando el Ave María sin dar más trascendencia a mi atónita mirada.
    
      Continué cantando en el banco como el resto de las niñas mientras vivía la más rara, incómoda y singular experiencia mística que recuerdo. Los angelotes pintados en los frescos del techo, idénticos a los que flotaban ingrávidos y sin cuerpo en el cuadro que mi abuela tenia sobre el cabecero de su cama, cobraron vida. Batían sus alitas animados por la música del armonio y las voces aniñadas de las hermanas; piano, in crescendo, moderato… subían y bajaban por encima de nuestras cabezas.


La visión de aquellos querubines sonrosados y rubios volando como gordas mariposas entre flores blancas, inmutables santos, monjas y cirios, era turbadora. Me giré hacia mis compañeras de clase buscando un gesto de complicidad, una señal que indicase que no me estaba volviendo loca, mas no daban muestras de percatarse de nada.  Entonces recordé las palabras de mi madre. Fui buena, seguí cantando y guardé silencio. ¿Quién me hubiese creído?. En las visitas siguientes observaba recelosa las paredes por si emprendían otra vez el vuelo y aunque hubo otros despegues, ninguno fue tan espectacular como el que acabo de relatar.  

Pasados tres años cambié de colegio. Dejé enclaustrada entre aquellos muros de contemplación divina a la niña buena y dócil. Ya no permanecí impasible a los revoloteos que se produjeron en torno a mí. Alberto, el niño que se sentaba un pupitre por delante, cosechó varios coscorrones por levantarme la falda o tirarme de las coletas; pero esa es otra historia.   


36 comentarios:

  1. Ardilla, me has transportado a los antiguos muros de mi colegio y a esas hermanas que con sus habitos iban casi barriendo el suelo. Luego se modernizaron y le podiamos hablar de tu, pero entonces ya no era lo mismo, ni nosotras ni ellas, si no a la vista esta.
    Que tus querubines te siagn guiando por este camino y nos sigas aportando estas maravillas.
    Besos

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  2. Espero que tus ángeles no se alejen demasiado de tí.Ellos te guiarán.Mi colegio era público,por lo tanto ,no había monjas ,pero la directora pegaba unos capones.....
    Sé feliz.MJ

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  3. Ardillica.
    Esto no me lo creo, que te vi la caa en la galade premios y tienes cara de traviesa :):):)
    KISS

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  4. Gracias Maria José y Mª JOSE darlings :)
    Me alegra que os haya gustado.
    Supongo que a todos nos marca profundamente nuestro primer colegio. El mío, como se ve era de monjas. Algunas eran divertidas, otras algo menos, pero en general las recuerdo con cariño.


    ¡Jo! Fete pues vaya. Ni contándolo de mayor se lo cree nadie. Entonces lo de la telequinesia que fue en una etapa posterior, me lo callaré ;p Gracias por venir.

    Abrazos a repartir

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  5. Ardillita. Yo si que me creo que vieras los ángeles volar.Y me parece alucinante. Un beso

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  6. Cuenta cuenta lo de la telequinesia porfa.
    A lo que iba, yo estudie en un colegio público y si hubiera tenido un episodio mistico o algo similar me habrian corrido a tortazos, tanto los profes como mis compañeros.
    Besinos.

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  7. Hola Milagros. Muchas gracias por tu visita y por prestarme esa maravilla de poema. Ya lo colgué.


    Fabia Yo estuve en los dos, primero en el de monjas y después en el público; pero empecé a contar "mentiras" al hacerme mayor. Como todos los que nos gusta escribir.

    También es mentira que Alicia cruzara un espejo ¿o fue verdad?. ¿El cielo es azul, o sólo es una ilusión óptica? No contestes, son preguntas retóricas. Todos sabemos que el espejo puede cruzarse y que el cielo es tan negro como azul según lo mires.

    Gracias por venir.

    pd - Lo de la telequinesia
    lo contaré otro día jajaja

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  8. Esas cosas que nos pasan y que jamás se las contamos a nadie por miedo a que no nos crean. Por ser una niña buena los angelitos se pusieron a jugar contigo. El hecho de que la hermana Joaquina no los haya visto me demuestra que no todos podemos deisfrutar de los milagros. Hay mucho ciego dando vuelta!! Bechoos!

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  9. Con qué ternura desmenuzas tus experiencias, tus recuerdos, Ardilla. Me encanta leerte. Tu texto se llena de luces líricas, como espigas doradas que cabecean firmes y alegres besadas por el sol. Y esa visión fue como una balada de amor que salía del corazón de una niña buena y se fundía en su mirada escenificando rubios querubines.

    Yo me lo creo. Porque te lo dice un impenitente "soñador".

    Besos.

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  10. Ya sé que me repito si digo que me encanta, pero es que me acabas con los adjetivos calificativos.
    Besos.

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  11. Ardillita hermosa amiga que nois hace deleitar con sus recuerdos y la manera tan tierna y sencilla como los cuentas. Casi que te acompañé en el coro mientras todo se aceleraba a tu alrededor. Precioso relato (como siempre!!)

    Veo en mi lago recorrido varias similitudes con lo que has escrito: A mi hijo siempre le digo y todavía lo hago al despedirlo: se buen hijo, buen hermano y mejor amigo. No sé si el tendrá las mismas impresiones tuyas después de oirme, pero quizás tenga ese chance algún día.

    Por otro lado, al igual que tu cmpañero yo también le levantaba la falda a mis compañeras en el cole... ups!! pero esa es otra historia, también como tu lo dices jeje

    Un abrazote y miles de bendiciones. Gracias por tu correo que al fin hoy pudimos abrir ya que en todo el fin de semana sólo tuvimos como 3 horas de Internet buaaaaaaaaaaaa!! Eres un sol.

    Hoy te lo respondemos en coro también y quizás veamos con ayuda del calor cómo podemos dejarte un enorme abrazote entre humo y charcos que se mueven.

    Millones de bendiciones

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  12. Hola Ardilla, no se si es verdad o inventado, pero en cualquier caso, es una historia tierna, que transporta a los que hemos conocido esos tiempos, a recordar como eran las monjas y los colegios religiosos de entonces.

    Un besote

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  13. ¡Jajajajajajaja, qué buen relato Ardi!

    Me ha recordado a mi traje bailarín... así que por lo que cuentas tú también tuviste experiencias mágicas o mejor, en este caso, místicas, como tú muy bien las llamas ;=)) El caso es que el factor común en ambas son las monjas y me encanta como nos lo has contado...

    Creo que estoy descubriendo a una excelente escritora ante la cual me quito el sombrero ;=)

    Tu estilo es impecable y tu forma de llegar a los sentimientos es fantástica y entrañable...

    ENHORABUENA!!

    Un placer leerte, querida Ardillita

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  14. Que bonito Ardilla, aunque mi colegio era público, recuerdo perfectamente que en mayo le llevávamos flores a la virgen y antes de empezar las clases le cantábamos "con flores a Maria".
    Yo no tuve ninguna experiencia de ese tipo, se ve que a pesar de que me decían lo mismo que a tí cada día yo era menos buena, pero nunca mala
    Un beso de Mar

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  15. Ardi,

    yo tampoco fui a colegio de monjas, fui al publico, no sé porqué.
    Porque mi hermano y mi hermana si que fueron.
    Ahora que lo pienso, me discriminaron ¿verdad?
    Pero nos llevaban a misa tambien, y a llevar flores a la Virgen, pero no todos los dias.

    Tu secreto mejor guardado, que lo cuentas tan requetebien, yo si que me lo creo.
    Que los vieras volar a los angelitos, claro que sí.
    Y no estabas loca.
    Es porque los angelitos eran tus amigos, sabían que eras buena y te bailaban.Solo a ti.

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  16. Una niña a la que le fué develado un misterio...

    Tendrías acaso siete añitos?

    No me creas son solamente interpretaciones desde mi contexto cultural.

    Como tú dices llegué pero no recuerdo cuál fue la ruta.

    Un abrazo.

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  17. Ardilla. Maravillosa entrada, una vez más.
    Con tu Colegio he revivido el mío.
    Un abrazo

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  18. Vaya, que interesante¡¡. Igual si lo llegas a hacer público se monta un circo como en Garabandal o en Fátima, que la gente es muy dada para estas cosas.
    Yo te creo. Cuando somos niños vivimos en una especia de plano dimensional en el que la realidad se nos muestra de un modo muy distinto a cuando crecemos. Somos capaces de sentir y de ver cosas que se podrían catalogar de milagros, aunque personalmente creo que no es más que la oportunidad que tenemos durante esos años infantiles de asomarnos a esas otras realidades que transcurren paralelas en nuestras vidas.

    Muy interesante ardillita, me ha encantado esta entrada.

    Besotessssssssssss

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  19. Yo sí lo creo!!...por qué no!...después de todo no hay nada más parecido a un ángel que una niña buena y vos lo eras, así que los que batían sus alas eran tus iguales...y se dejaron ver! jejeje
    Hermosa historia!!!!

    Besotes!

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  20. Me conmueven vuestros comentarios.

    Paulys, Luis G, Teresa Cameselle, Cardenal Farenas, Abi E. Mar Solanaa, Mar, Tag, CANTO EN FLOR, Celia, Sinuhé, Neogéminis, Muchas gracias por vuestra visita.

    Como todas las historias que escribo, tienen buena parte de verdad y otro tanto de disparate. Sólo espero que el tiempo que dediquéis a su lectura os sea grato.

    Besos y abrazos a repartir.

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  21. Hola Ardilla.

    ¡Qué recuerdos me has traido! Y qué historia más bonita nos has relatado.
    Fuiste una niña afortunada. Yo creo que esos angelotes lo que querían era verte de cerca. Y lo consiguieron. Aunque para ello tuvieran que asustarte un poco.
    Me encantaría que pudiera leerte la hermana Joaquina. Iba a morirse de envidia...Jejeje

    Un abrazo, Ardilla. Eres una maga de las letras.

    Maat

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  22. Acabo de leer un libro de Ana María Matute en que una niña ve como un unicornio empieza a correr y se sale del cuadro en el que está. Tu relato me ha recordado esa escena, quizás haga falta imaginación de escritora para hacer que las cosas se muevan.

    Precioso texto, un abrazo.

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  23. Ardilla, yo he soñado muy a menudo que volaba.
    No de niño solo, siendo adulto esto a mì tambièn a veces, me sucede.
    Nunca me parece desplazarse por el viento, algo difìcil.
    Un saludo,

    Tèsalo

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  24. Hola Ardillita,
    ¿¿¿Fuiste a un colegio de monjas en tus prmeros años??? ¡¡guauuu!!.... A mí no me quisieron y tuve que ir a uno laico. Eso sí, guardo buenos recuerdos.
    Creo que aquello que viste era "real". Seguro que si le preguntamos a Eduard Punset te saca una teoría...
    Alberto se ganó los coscorrones. ¿Qué habrá sido de su vida??
    Chiquita eres "la caña" escribiendo cuentos, historias, poemas y ¡TODO!.
    Miles de abrazotes enormes y cariñosos.
    No dejes de cuidarte!

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  25. Tésalo, Gracias por tu comentario. Me alegra verte de nuevo por aquí

    Queridas Maat, Felisa y Lujo. Muchas gracias. No sé si merezco tanta generosidad; pero gracias.

    Abrazos

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  26. Me ha parecido magnífico el relato. Literariamente impecable. Humanamente entrañable y muy realista. Me ha recordado la poesía de Ana Rosetti en su Devocionario Intimo; quizás, en mi humilde opinión, uno de los monumentos literarios más grandes del siglo XX.

    Enhorabuena, Ardilla.

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  27. Hola Ardillita¡¡ Paso a invitarte a participar en un concursillo de ralatos que he montado, que por escribir no sea¡¡ jejeje

    Te dejo el enlace donde está la información al respecto.Besos.


    http://tejiendoelmundo.wordpress.com/2009/11/04/la-fiesta-de-orfeo-concurso-de-relatos/

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  28. Volví a mi Colegio de Hermanas de la Misericordia....
    Está bueno, volver de vez en cuando en la memoria y encontrar que los angelitos todavía andan cerca nuestro. Ojalá sigan por ahí.
    Cariños

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  29. Pero.... que dices???
    Zaragoza y Aragon entera revolucionada despues e tu paso por la gala de premios. Si!!! Es a ti, no te hagas la despistada, si me dijeron que fuiste el alma de la fiesta y te marcabas bailecitos con George Clooney y le diste calabazas a Richard Gere.
    Besos Ardillica.

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  30. Mari Carmen, Cas Gracias por vuestro tiempo, guapas.

    Borja Me confundiste con otra. A Richard Gere, yo no le doy calabazas.
    ¡Qué más quisiera!

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  31. Manuel de Mágina no te he dicho nada porque lo hice por e-mail. Si por mala suerte se ha perdido, repito. Muchísimas gracias por tan amable comentario.

    Decir que mi texto te recuerda a alguien de tal calibre literario, me honra en demasía. De nuevo, Gracias.

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  32. Holaa, vengo a tu blog para agradecerte personalmente no solo todo el apoyo y solidaridad que me has dado, sino también tu último comentario en el post del viaje a Madrid, que por encima de todas las cosas es el colofón de una ilusión pero también de ese pasito que hemos dado para que circunstancias tan mezquinas como las ocurridas no vuelvan a pasar.
    Ya te dije que me hice seguidor, y te he enlazado en el apartado de literatura y pensamiento, si prefieres otro apartado que encajes mejor, por favor dímelo.
    Un fuerte abrazo.
    Miguel Nonay
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    www.asaltodemata.com

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  33. Un relato especialmente cercano y familiar, quizá porque mi madre pasó años, quizá algunos de los mejores de su existencia, en un colegio como el que describes...

    Incluso yo mismo, recuerdo los ejercicios espirituales en los que la energía sin fin de un niño de 13 años, se enrarecía al quedar atrapada durante todo un fin de semana entre los muros de aquella casa de retiros, que eran como las hermanas del mta la llamaban, produciendo extrañas imágenes propias del devocionario místico infantil del que hablas tan magistralmente en tu entrada..

    Un bsín.

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  34. Querida Ardilla, llegué por primera vez a tu casa, a tu mundo tan bello.

    Este texto me hizó recordar mis tiempos cuando estudié en al colegio de monjas irlandesas acá en Lisboa. Yo hasta que era una niña buena... pero no me gustaba estudiar.Yo podría haber aprovechado y estudiar y hablar el inglés porque solo se hablaba inglés, pero nada, solo decía Good morning Sister, yes Sister. Que verguenza!!!
    Quieres visitar mi espacio? Te espero.

    Besos
    Flor

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  35. He estado leyendo varias entradas y me lamento de no venir a tu árbol más a menudo. Esta historia me dejó atónita, perpleja y feliz. Si es cierto que pasan cosas extraordinarias, sólo hay que saberlas ver.
    Hermosa historia, como hermosa es tu cuidadosa escritura y tu lindo blog.
    Estoy fascinada.

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  36. Me he prendado de tu blog.
    Bellos relatos, y te creo, porque es verdad,existen mundos,que pocos pueden ver.
    Existe el tiempo que nunca termina,que está frente a nuestro Ser, y pocos,poquísimos,alguna vez lo vislumbran.
    Existe tanto y tan poco que podamos decir,porque no nos creen.
    Recibe un abrazo,desde tierras de mar y sol, y mucho amor.

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Gracias por tu tiempo y tus palabras


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