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lunes, 16 de febrero de 2009
El canto de la sirena
En los días previos a la verbena de San Juan, iba cada día a casa de Raquel para hablar de los preparativos de la fiesta. Ramón, su hermano, siempre fue un chico guapo, pero nunca me había fijado en lo bien que le caía sobre la frente aquel ondulado y rebelde mechón de cabello. Resultaba divertido ver cómo le soplaba intentando apartarlo y poco a poco, empezaron a gustarme pequeñas cosas que por ser suyas, eran distintas. Cómo se sacudía las manos tras tirar la bolsa de la basura al contenedor, cómo se frotaba con el dorso de una de ellas la nariz mientras limpiaba las bujías de su Vespa, e incluso, las muecas que hacía previas a un estornudo.
La fiesta era en una pequeña cala rodeada de pinos y apartada de la carretera. Cuando llegamos, el sol ya oculto, pintaba el cielo de tonos rosados y violetas y las olas agonizantes venían a morir dulcemente a la arena.
Dimos varios viajes a los coches para descargar las cosas y mientras que los chicos montaban las tiendas, las chicas fuimos a buscar ramas de pino y cualquier cosa que nos pudiese servir para encender la hoguera. Comimos, bebimos, bailamos alrededor del fuego, reímos. ¡Dios!... cuánto llegué a reír aquella noche.
No recuerdo que música sonaba, ni tampoco su nombre, pero no olvidaré el instante en que aquel chico rubio propuso entre risas que nos bañásemos desnudos. -¡Maricón el último!, gritó Ramón con una estruendosa carcajada. Raquel y yo nos miramos y antes de darnos cuenta estaban todos sin ropa y corriendo hacia el agua.
La enorme luna que en ese momento brillaba sobre el agua, vio roto su reflejo con semejante tropel de corceles agitados. Yo no podía apartar la vista de Ramón, su cuerpo desnudo bajo la blanca luna, tenía un aspecto tan irreal como atrayente. Tanto, que la música quedó apagada por el latido desbocado de mi propio corazón.
Volví a mirar a Raquel un instante. Las otras chicas ya se habían unido a ellos y no hizo falta hablar para saber que las dos estábamos deseando hacer lo mismo, así que rápidamente nos quitamos la ropa y nos fuimos al agua.
La amalgama de excitadas risas se mezclaba con el rumor de las olas. Manos y pies que salpicaban, roces furtivos... Ramón nadó alrededor del grupo y se puso detrás de mí, tan cerca que casi podía notar su piel rozando mis nalgas. Nunca había sentido algo tan intenso y extraño. Los latidos del corazón fueron extendiéndose y descendiendo para concentrarse asimismo entre mis piernas. Quería darme la vuelta y tocarlo, y quería que él me tocase. Deseaba bailar con él y hacer piruetas en el agua como los delfines, pero el miedo a lo prohibido me tenía paralizada.
Sus dedos, como algas temblorosas se enroscaron en mi mano y agarrándome por el talle me acercó a él. Al darme la vuelta, vi miles de perlas plateadas refulgiendo sobre su torso y su mechón de pelo, embebido de agua de mar, reposaba adormecido sobre el resto de sus cabellos. Besos salados mojaron mis labios, abrazos húmedos rodearon mi cuerpo y fue en ese momento cuando oí lo que me pareció el canto de una sirena.
Nuestros cuerpos temblaban, quizás por frío, tal vez de deseo. Salimos del agua y corrimos hacia la tienda que quedaba libre. Después de secarnos con una de las toallas, nos tumbamos en el interior. –Dame la mano me dijo llevándola hacia su sexo. ¡Tócalo!... ¡cógelo! me susurraba al oído mientras deslizaba su dedo corazón en la humedad del mío. Largos besos con sabor a sal y caricias más profundas siguieron a esas primeras y fue mágico despertar con los primeros rayos de sol rodeada por sus brazos.
Desde entonces, he vuelto a vivir situaciones parecidas, pero jamás he vuelto a oír el canto misterioso de una sirena.
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Me sumergi en ese magico encuentro ardillita precioso relato exquisita convinacion la luna el agua y ese canto de sirena eterno inolvidable ...un beso grande
ResponderEliminarA los buenos días:
ResponderEliminarEjke nada como el aire libre, estoy segura que allí lo que dice el dicho: "con el agua y la luna hasta los cantos rodados saben a fruta madura" se hace realidad., ahora ya en ambiente cotidiano, la cosa no toma ese encanto.
Muy buen relato felicidades, mancantao.
Cienes de besitos pal andando y cienes de y pico de abrazos.
Shi.
Que lindo ardillita¡¡¡
ResponderEliminarme encanto el relato, tan magico, como las sirenas, me fascinan los cuentos donde ellas son protagonistas¡¡¡
otra vez mas, sorprendiendome mujer¡¡
besitos y buena semana
Hola Ardilla!!
ResponderEliminarUn relato lleno de magia para la noche de San Juan y una sirena muy cerca.
Has conseguido fabricar un relato mágico y con mucho duende...Como de costumbre, estoy impresionada.
Un abrazo
jajajjaja Ardilla, me has puesto colorada ¡¡¡¡¡ ( estoy mayor para estos relatos y mejor dormir estos sentimientos olvidados)
ResponderEliminarMe ha gustado le mezcla del agua y ese nerviosismo de timidez enmascarada.... oye , ¿ donde dices que esta esa playa .... tengo que planear las vacaciones y..... jajajaja
Besos, fuertes y con achuchon incluido.
la magia del primer amor, el morbo de lo prohibido magnifico relato ardillita un abrazo
ResponderEliminar¡¡PERO ARDI!!ME HAS DEJADO IMPRESIONADA CON ESTE RELATO TAN MAGICO,POR ESO ERA LA NOCHE DE SAN JUAN¡¡QUE BONITO ES EL PRIMER AMOR!
ResponderEliminarBDESOS ARDI.
SHERE.
Ardilla, un texto mágico en una mágica noche.Me ha encantado todo, el argumento y tú manera de exponerlo.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz semana.
VaneSa, Shi, Silvia, Lujo, Gloria, Fran, SHEREZADE, Aire de Alhena... agradezco mucho vuestro paso por aquí y vuestros comentarios. Me estimulan siempre.
ResponderEliminarMuasess a repartir
Precioso e intimista relato, aunque haya tenido lugar rodeada de un montón de amigos y salpicada de agua de mar.
ResponderEliminarLa complicidad de la luna, la cercanía de la persona que te cautivó, el misterioso canto de la sirena, todo contribuyó a una noche mágica. Si hubiera sido en primavera y en el campo, seguramente hubieras sentido mariposas en el estómago.
Un abrazo.
Pepe.
Como me gustaría tener un recuerdo tan bonito, eres una privilegiada...oir el canto de las sirenas...
ResponderEliminarPetonets amiga
Pepe, creo que es la primera vez que te veo. Gracias por tu comentario y bienvenido. :)
ResponderEliminarIrlanda, gracias guapa, pero mis relatos sólo son medias verdades. Hay mucha parte de romanticismo intentado.
Gracias por tu comentario :)
Chica...como he estado ocupada, me estoy mirando varias entradas de un tirón.
ResponderEliminarVengo de los vibradores de segunda.xxxx, y me encuentro con esto, calentito calentito...
No sé si seguir leyendo o asaltar a mi media costilla, ayyyyyyyy