Hospital Universitario Larrey de Toulouse
Queridos blogueros y amigos:
Desde el lunes me encuentro de nuevo entre batas blancas, jeringuillas y agujas hipodérmicas. Como os comenté, el protocolo médico exige controles minuciosos en entorno hospitalario. El Servicio de Endocrinología me recibió como siempre, ordenado e impecable, con ese olor a cloro y desinfección que caracteriza a todo buen hospital, dispuesto a acogerme mientras duren dichos exámenes. La habitación que me han asignado está ordenada de la forma habitual: el cuarto de baño al entrar, junto a la puerta; la cama en el centro, flanqueada por una mesita y un sillón con respaldo reclinable junto a la ventana y en la pared, frente a la cama, un pequeño armario y un televisor de pantalla plana suspendido como un cuadro.
Tras deshacer mi maleta y colocar su contenido en las baldas del ropero, la enfermera me puso al corriente de la agenda de la semana: Lunes análisis de sangre, martes recogida de orina para recuento hormonal, miércoles lavado intestinal; jueves tomografía completa y el viernes escáner abdominal, sin olvidar la alimentación asociada a todas estas pruebas; una comida de lo más insustancial y repugnante que los sanitarios llaman “dieta sin residuos”. Los primeros días han discurrido sin incidencias. Todo es rutinario, casi mecánico, sólo las visitas de los estudiantes y sus actividades alteran de vez en cuando la atmósfera de este entorno de asepsia y medicación.
Hoy el viento sopla con fuerza en el exterior del edificio y mientras espero el mejunje para la limpieza intestinal, un silbido de tristeza se ha colado por la junta de los cristales de la ventana. Recuerdo la noche vivida en una habitación del Hospital Morales Messeguer en Murcia, el 23 de diciembre pasado. En ese caso yo ocupaba el sillón del acompañante. El corredor estaba decorado con motivos navideños y el personal clínico hablaba sobre la fiesta del día siguiente. De repente el crujido sordo del somier me alertó. Mi padre no dormía.
— Papá, ¿te duele? Si sufres dímelo y aviso a la enfermera.
No contestó, se agarró con fuerza a la barandilla de la cama y se colocó de lado. El cangrejo asesino que carcomía sus vértebras parecía darle tregua al moverse; pero al momento el maligno apretaba con más ahínco sus tenazas. Entonces, agotado, volvía a la postura inicial. Así y con la ayuda de una bomba de morfina alcanzó el 24 de Enero, día en que se desprendió del dolor e inició su viaje sin regreso. No se quejó en ningún momento.
Mi padre fue un guerrero, un luchador valiente, un ejemplo de entereza y temple ante la adversidad. Yo, su indigna hija, me amilano frente al recipiente de dos litros de laxante que la enfermera ha dejado sobre la mesa hace un minuto. — ¡Venga, no seas gallina, hay cosas peores! — me aliento a mi misma mientras lleno el primer vaso. Ya no hay vuelta atrás, acerco a mis labios el bebedizo y embucho el salado elemento con rapidez. Decanto de nuevo la garrafa y trago como si mi vida dependiera de ello; una vez, dos, tres... el nivel desciende a medida que aumenta mi asco; pero sigo bebiendo. Por fin, como el borracho que apura la botella en la barra de un bar, vierto el último sorbo y degluto sin piedad, golpeo la mesa con el culo el vaso y me limpio las boceras con el dorso de la mano.
En unos minutos comenzará "el baile" y no me tocará con el más guapo, mas no debo quejarme, en el mismo momento habrá personas agarrándose a la vida a dentelladas mientras sostienen una batalla feroz contra un mal asesino. Yo el viernes volveré a casa
Soy una cobarde con mucha suerte.
Aquí otra cobarde, gallina cuando no lleva la bata y el fonendo en ristre. Ánimo muchacha, pero no te rías mientras está el laxante haciendo de las suyas, que es peor. Tú sólo piensa en que huele a claveles.
ResponderEliminar:-))
no eres cobarde, para nada, eres una persona con mucha sensibilidad
ResponderEliminarque ves poesia en todo momento y haces hermoso lo que es sencillamente anodino
siempre es una alegria leerte, seguir haciéndolo cada vez que nos regales tus pensamientos y tu poesía
ahora reposa y ponte buena
beso
Hola, Cati. Igual no lo sabes, pero te lo digo yo: tu crónica ha conseguido que me estire en el asiento, mande al cuerno una queja insustancial con la que me estaba mordiendo las uñas y te lance un ole, ole, ole: por lo bien escrito, por lo mucho que comunica, por el coraje, por acordarte de tu padre, por la resignación, por no quejarte, por los detalles, por el buen talante, por tragarte la papilla y porque eres una tía con dos pares de todo.
ResponderEliminarMe has dado una lección.
Repito: al cuerno las tonterías, las esperas demasiado largas, los reproches, los sinsabores y todo lo que no sea abrir ventanas, cerrar los ojos y volar.
Besos blanditos.
Si me necesitas, ya sabes, "sílbame un poquito..."
No es valiente el que no tiene miedo o el que se ríe de la muerte en su cara. El valiente es aquel que se traga las lágrimas y el orgullo mezclados con la saliva y tira para adelante. Tiene que ser muy duro mezclar el daño físico al dolor moral, pero tú eres una valiente que dice sentir asco, que dice sentir miedo, pero se agarra a esas cinco cartas que le repartieron y pone fichas en la mesa.
ResponderEliminarPuede que la vida sea un juego en el que al final siempre se pierde, pero rara vez al primer envite. Hoy las cartas no son buenas, pero sé que guardas un as en la manga.
Cuídate. Quiero leerte cosas más alegres muy pronto.
Querida Ardilla, eres una guerrera y como leo llena de sensibilidad y mucho ánimo. Sensaciones en ese mundo de batas blancas, donde el camino,imaginate, huele a rosas, sí.
ResponderEliminarEspero y deseo de corazón que la proxima cronica tenga el estado que deseas y deseamos todos.
Un beso muy grande,
Luis.
mi papa hizo eso que tú estas haciendo hace cosa de una semana...él se preparó en casa...los tres días previos con la comida y al cuarto, hala, a tomar esa cosa rara...
ResponderEliminaral día siguiente fua al hospital de zamora con un su hermano...le había dicho a ambos que le preguntaran a quien fuera necesario que si podía comer normal al regresar a casa, pues soy el cocinero de papa,...al regresar me dijeron que se les había olvidado...ah, cuando pregunté a papá por la colonoscopia me dijo que no se la habían hecho...c¡cómo es eso posible, papa?, le dije yo...claro, con razón me llamaba mi hermana al trabajo dos horas después para decirme que sucedía que le habían dormido y que no se había enteradoo..
tranquila, te dormirán...o te durmieron...
ah, un medio beso....que se me olvidaba.
ResponderEliminar¡Cati! ¡Eso no es ser cobarde! Mujer, es normal amedrentarse un poco con todo lo relacionado con los hospitales. Hay quien lo lleva peor y quien lo lleva mejor. Tú tienes el coraje de tu padre en los genes y eso te da la valentía, para, a pesar de todo, escribirnos estas "crónicas de hospital".
ResponderEliminarÁnimo, guapa, que todo pasará pronto.
Un abrazo muuuy fuerte.
Hola Ardilla, me has emocionado una vez mas al leer tus palabras.
ResponderEliminarLa vida mísma es como la cuentas en una situación igual y tu de cobarde no tienes nada, simplente lo ves de distinta forma, pero cobarde... eso es otra cosa.
Posiblemente ya estes en casa y volviendo a la rutina diaria de tus quehaceres con el sabor medio amargo de los brevajes que has tomado, con un baso de agua se deslaba la boca y se van suavemente.
Besitos y ya sabes que por aquí se te quiere
Nada de cobarde!, por dios!...nada de cobarde!
ResponderEliminarSin dudas todo saldrá bien!
Fuerza!
Un beso emocionado.
Y porque tendríamos que ser valiente ante el dolor o la enfermedad .
ResponderEliminarSomos humanos y sensibles !
Que tenga mucha suerte ...
Besos desde Málaga.
Gracias Xriss, Kavier, Mercedes, Vicente, Luis, Gustavo, Susana, Abi, Neo, Anick por deteneros bajo mi árbol.
ResponderEliminarSi soy una cobardica, si. Los efectos de un laxante son pasajeros y sin embargo les temo.
Los resultados han sido favorables, con lo cual hasta el año que viene me puedo olvidar del asunto.
Un abrazo grande a todos/as.
Como he llegado un poco tarde me he ido al final directamente y ME ALEGROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO MUCHO POR ESOS RESULTADOS.
ResponderEliminarAhora todo ese mal rato se pasará y sólo queda este excelente relato de una vivencia irrepetible, la tuya, que tengo que decir que más de uno y una probaremos o hemos probado. De cobarde nada, toda una señora, como debe ser es lo que ú eres mi querida Cati.
Un besaz y nos vemos muy pronto
Mi ardi....tanto tiempo sin saber de tí.Cerré el blog principal por motivos de salud y me quedé con el que antes era de terror,lo he ido modificando poco a poco.No eres cobarde ,si uno no siente miedo ,es que está muerto.Eres una guerrera ,siempre te lo he dicho y aquí me quedo encantada de volver a saber de tí.
ResponderEliminarBesos de reencuentro.
Morgana.
Me alegro. Ahora a descansar un poco.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡¡ tanto tiempo ¡¡
ResponderEliminarPor fin he visto una actualización tuya... no hay defectos, es lo poco que abro el ordenador. Ardilla, sé a que sabe ese laxante, conozco el sabor de las dietas y paso temporadas en los mismos "hoteles " que tú. ¿ Murcia? Podria haberte conocido... calla, no eran momentos para presentaciones. Perdoname.
Me alegra el resultado de esos días. De cotazón.
Voy a ver si me apunto a tu blog. Eres estupenda escribiendo ( imagino que tambien en otras muchas cosas)
Un beso fuerte.... y relleno de afecto
Cati, te envié un correo el lunes. Como a veces se pierden por el ciberespacio o lo mismo ya no tienes esa dire de correo, dime por favor si lo has recibido, sólo eso.
ResponderEliminarMar.
Me alegro de los resultados. ánimos y p'lante
ResponderEliminarUn beso guapa
Hola, que bueno volver por aquí y comprobar que todo está tan bello como siempre, mis más sinceras felicitaciones.
ResponderEliminarPerdoname por mi tardanza pero aunque suene ha escusa, la casa, el trabajo, la familia y mis revisiones medicas me roban el tiempo.
Deseo que estes muy bien y espero poder entrar y dejarte comentarios m´ñas a menudo pero quiero que sepas que siempre te llevo en mi corazón.
besos Nati.
nadie en el mundo es valiente en todos los aspectos, todos tenemos alguna cosilla con la que nos cagamos patas abajo. saludos
ResponderEliminarCobarde no eres, eres un ser humano, como tal tienes bajones y desniveles, que pasan y te sirven para seguir en la lucha.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con Vincent. Seguí leyendo y me entero que estas bien ¡qué bueno eso! te felicito mi cielo, avanti...siempre si? abrazotes muyyyy grandes.
Felicidades por eso resultados y de cobarde nada, un cobarde ya ni va al medico.. un besazo Ardilla bonita
ResponderEliminar